sábado, 31 de enero de 2009

Aprovechando el tirón

Ay ay, el cine español... y aún más... ¡el cine de autor español!... y más todavía... ¡la comedia de autor española!... el acabose... ¡el cine de la movida más allá de Almodóvar!... Pa cagarse, vamos...
En fin, vamos allá.
Otro de los estatuillados patrios es Fernando Trueba, tipo sagaz donde los haya y terrible habitante de lugares no ya comunes, sino manoseados. A Trueba está muy claro que le hubiese encantado ser Woody Allen, pero le faltaba punch en los guiones; pero, aspirando al máximo, quiso sobrevolar el inalcanzable imaginario de Billy Wilder, al que invocó como dios cuando recogió el espadachín dorado. Imposible. Para llegar a Wilder hay que pactar con el diablo o, como poco, contratar a Jack Lemmon... lo que a día de hoy ya es imposible.
Pero al principio de su carrera, cuando Trueba no tenía un duro y sí mucho entusiasmo (eran los 80, you know), fue capaz de levantar un par de comedias acerca de perdedores con suerte o afortunados que no sabían que lo eran. Comedias más o menos corales, más o menos tontorronas, con pretensiones existencialistas (dios bendito) y tíos feos que conquistan a tías buenas. La primera fue OPERA PRIMA, que es la que le hubiese gustado hacer a su hermanísimo David, y la segunda fue SAL GORDA, compendio de todo lo anteriormente dicho y, además, con banda sonora hecha de canciones sueltas, probablemente lo mejor de la cinta. Del argumento hay poco que rascar: venturas y desventuras de un compositor en crisis total que se encuentra a sí mismo en un maremágnum de personajes a cual más disparatado. En resumen, la típica comedia llamada "españolada", después del bochorno ozoriano y antes de Gómez Pereira & Co. Vista entonces era eso, un artefacto simpaticote; vista hoy, odiamos un poco más a Carmen Maura, Antonio Resines y, sobre todo, a ese trasunto de actor llamado Óscar Ladoire. Menos mal que éste siempre ha sido un país de secundarios...
Salados saludos.

Entra y sal

A ver, los nostálgicos del petardeo... ¿a que os suena esta bonita balada?


viernes, 30 de enero de 2009

Cara de palo

Hace pocos días, me explayé lo mío en el otro blog acerca de lo que me parece la pantomima de los oscar y, por extensión, el panorama actual del cine comercial. Allí aludí a cierta película con 80 años de antigüedad (son 82, pero da igual) que volví a ver por tropecienta ocasión y que me devolvió el gusto por el cine bien hecho, con intención; no esa constante por amasar dinero a base de mediocridad maquillada.
Si THE GENERAL es una de las obras más importantes del cine de todos los tiempos, no es, desde luego, por hablar de temas "trascendentales" ni grandilocuentes. La cosa no puede ser más sencilla: Un tipo bastante pazguato, pero íntegro hasta la médula, que trabaja como maquinista de uno de aquellos cacharros humeantes, ve tambalearse su mundo cuando su supuesta amada lo acusa de cobarde al ser rechazado por el ejército sureño al pretender alistarse para la guerra de secesión; la verdadera razón es la carencia de maquinistas, pero el desencadenante ya está planteado de manera perfecta. Buster Keaton despliega tal abanico de recursos en pantalla, que el espectador avispado (y abrumado) sólo puede disfrutar del espectáculo ¿Cine comercial? ¡Por supuesto! Si yo nunca he estado en contra del entretenimiento, sólo de la mediocridad y la repetición burda. O mejor: si lo que queremos es erudición, entonces... Tarkovski, Bergman, Antonioni y poco más; lo que no quita que Keaton, intentando divertir a toda costa, consiga una de esas joyas inmortales e intocables. Según mis parámetros, toda una obra de arte. Sí señor.
Saludos a toda máquina.

Last train to London

Tremendo, tremendo, tremendo...


jueves, 29 de enero de 2009

Acerca de la encuesta



Está claro el nivel de coherencia de la hinchada indéfila. Ni Welles, ni Lynch, ni Fellini, ni Truffaut. Nada de nada. Ni Chuache redimido, ni Stallone restaurado (literalmente), ni Kusturica Frenético ¿Será posible que nadie haya votado a Erice...? Pues eso, que EL MELODRAMA, con mayúsculas, y la primera OBRA MAESTRA de don Mariano Ozores, con su pareja fetiche, la que (nos guste o no) es la que más ha recaudado en la impepinable historia del cine patrio. Y bien que esta última podía haber ganado en solitario, de no haber sido por un último y anónimo voto acaecido pocas horas de cerrarse la encuesta (cachis!). Ahora toca inventarse otra, y la pondré un poco más corta, que ésta se me ha hecho eterna; a ver qué me invento. Ahora bien, lo que no se puede negar es que ambas contienen dos frases que quedaron en el subconsciente popular para la eternidad. Ese "A dios pongo por testigo..." arrebatador de Scarlett y un "Bingoooooooooooooo" cantado a dúo que pone la carne de gallina. Gracias por participar, que es de lo que se trata.

El muerto al hoyo...

La filmografía cubana, esa gran desconocida en circuitos internacionales, ha vivido diversos momentos de esplendor. Cierto es que sus inicios, coincidentes con los de la revolución, bebía y mucho de los postulados post-68; panfletarios, por supuesto, e ingenuos, entusiastas, como toda revolución.
Mantener un régimen comunista no es fácil, mantener una escuela autóctona de cine es casi utópico. Y uno de los grandes maestros que salieron de esta escuela fue Tomás Gutiérrez Alea. Con una extensa filmografía aún por descubrir, Alea tardó en asomar fuera de la isla, y lo hizo con una película valiente, FRESA Y CHOCOLATE, abundando en el tema de la homosexualidad. Pero me referiré aquí al título que firmó junto a Juan Carlos Tabío y que fue el último, antes de fallecer. En GUANTANAMERA (el título lo dice todo), asistimos a una celebración de la vida en torno a la muerte, algo que en el Caribe es corriente, chocando con los habituales tabúes europeos. Diríase de un último estertor berlanguiano, con multitud de personajes y situaciones; encuentros y desencuentros a lo largo de una road movie imposible, desquiciada. GUANTANAMERA es un film sin complejos, festivo y fúnebre a partes iguales; un trabajo que "se ve de un tirón", ágil y desenfadado, donde también resuenan los ecos de McKendrick y la Ealing. Es decir, un cajón desastre muy bien organizado que sirvió a G. Alea para desmitificar algunos aspectos de la revolución y, de paso, abrir las puertas a algunos grandes profesionales que a día de hoy siguen desarrollando sus carreras en el extranjero con mayor o menor fortuna, como son los casos de Jorge Perugorría o Mirta Ibarra.
Saludos de donde crece la palma.

Yo soy un hombre sincero...

¿Quién mejor que Pete Seeger para cantar este himno con acento yanqui? Toda una declaración de principios.


miércoles, 28 de enero de 2009

Las máscaras del (anti)héroe

Quizás no sea el retrato de gran calado psicológico el mejor camino para conquistar Hollywood, una factoría donde se celebra sin empacho al personaje relevante pero sin relieve. Acordémonos de quienes son los nuevos adalides de este fenómeno: Will Smith, Tom Cruise, Brad Pitt (en franca mejoría) o Jim Carrey (a la inversa). Taladrar a un personaje desde múltiples ángulos, hacerle interactuar interna y externamente con el resto de personajes, no dejarle caer en la autoparodia ni el exceso ególatra, son coto exclusivo de los grandes directores. En Hollywood, los grandes maestros clásicos. En mente de todos, John Ford, Howard Hawks, Fritz Lang, William Wyler... sí, muchos, pero esa época ya pasó ¿qué ocurre si se intenta aplicar esa difícil teoría clásica al cine de hoy? ¿a la nueva forma de rodar? Es posible que no fuese buen ejemplo de esto Anthony Minghella, probablemente el último de los clásicos; muy denostado por ello, por reajustar unos cánones que cambian imparablemente. Demasiado pretencioso.
Minghella murió hace poco menos de un año, y en su memoria quedarán algunos productos olvidables y alguna que otra película que nadie, excepto él, iba a atreverse a rodar. En THE TALENTED Mr. RIPLEY, Minghella no rechaza en ningún momento el laberinto psicológico desarrollado por Patricia Highsmith, al mismo tiempo que deleita al espectador con su exquisito sentido de la ambientación y es capaz de "crear" un nuevo Ripley, más inquietante que el Delon de PLEIN SOLEIL (esa sonrisa, falsa y auténtica al mismo tiempo...); quizá el mejor trabajo de Matt Damon hasta la fecha, otro del club antes descrito. Mientras que Jude Law (¿para cuándo un verdadero papel protagonista?) es dueño y señor de la pantalla mientras está en ella, lo que, paradójicamente, le viene de perlas a Damon, pues, para quien haya leído la novela, es exactamente la fase en la que Ripley simplemente observa, admira y conspira en la sombra. El resto es mejor no desvelarlo. A mí me gustó esta adaptación sobre la amoralidad y el arribismo despiadado, un día hablaré de la otra, la de Clément.
Saludos amorales.

Gitanitos inmorales

No era el mejor momento de Rafalito, pero vale para ilustrar a un grupo genial e irrepetible...


martes, 27 de enero de 2009

La filosofía es divertida

¿Cómo abordar la inabordable figura de Ludwig Wittgenstein con un estilo sobrio a la par que ameno; surrealista al mismo tiempo que profundamente respetuoso con la obra y pensamiento del "mayor filósofo de la historia"? (nótese el entrecomillado).
Bien, pues Derek Jarman logró, a la inversa, lo que otros autores más sesudos han errado. A la inversa porque el peor mal del autor es la presunción de genialidad; porque he visto numerosas películas que hablaban de gilipolleces integrales haciéndose pasar por la octava maravilla. Así, lo de Jarman es prodigioso, al presentar los aspectos fundamentales de la teoría filosófica de Wittgenstein como si de un simple juego se tratase: el pensador dialoga consigo mismo, su alter ego juguetón y descreído, en este caso un marciano (genial) y se desespera al entrar en conflicto constante (lo lúdico y lo trascendental). Alrededor suyo, una pléyade de personajes no menos significativos: Bertrand Russell, al principio admirador y luego enemigo; Maynard Keynes, único y piadoso amigo del filósofo; Lady Ottoline, perversa devoradora y acentuadora de la homosexualidad de Wittgenstein, su reverso tenebroso. Todo ello en un escenario teatral, el que sirvió a Jarman para desarrollar su "fragmentarismo" en obras anteriores como CARAVAGGIO.
Derek Jarman, ferviente defensor de los derechos de los homosexuales, murió de Sida en 1994, sólo un año después de rodar, ya enfermo, esta lúcida y necesaria semisátira sobre el contradictorio mundo interior de una mente que aspiraba a solucionar todos los problemas humanos... Lo dijo el propio Wittgenstein en el Tractatus...
Saludos de un filósofo venido a menos.

Sócrates Superstar

Pues eso...


lunes, 26 de enero de 2009

Aspiraciones colmadas

Del cine español podemos esperar ya cualquier cosa, incluso agradables sorpresas enclavadas en el siempre ingrato mundillo de los films de género. A esta categoría pertenece [REC], afortunado glosario del terror según Chicho Ibáñez Serrador pasado por la incipiente moda del reality show y adornado con algunos de los magníficos trucos visuales que han dado relumbrón a Jaume Balagueró y por extensión a Filmax, que a base de arriesgar en su propuesta parece ir superando su larga lista de títulos totalmente prescindibles, de los que Balagueró es responsable en su mayoría.
En [REC] asistimos a la enésima vuelta de tuerca al mito zombi, pero el tándem Balagueró-Plaza acierta de pleno al dejar caer suavemente los planos desde el principio; comenzando por el trampantojo del programa de televisión en el que se incluyen supuestos planos off the record (se avisa así de cómo se pretende crear tensión). No importa desvelar las claves de rodaje, pues éste es sencillo hasta lo infantil; se trata de lo que la mayoría de directores obvia incomprensiblemente, esto es: el fuera de campo. Cuando [REC] asusta de verdad es cuando no vemos nada, y esto ocurre en su máxima expresión cuando ese único nexo entre actores y espectador, la cámara, se apaga de repente. Cuando vemos a los afectados por el extraño virus, el terror es más familiar, es el terror de lo visible, y eso nos tranquiliza; cuando (literalmente) no vemos nada, pero seguimos escuchando la voz de la reportera, lo que nos recuerda que seguimos en la misma escena, el resultado es espectacular, porque sabemos que la cámara, tarde o temprano, volverá a encenderse, pero no qué vamos a ver... ¡Eso es cine!
Más allá, como digo, de su trepidante ritmo y creíble trama, o de la veracidad de la propuesta, lejos de la fantasmada de CLOVERFIELD, lo que llama poderosamente la atención en [REC] es la absoluta falta de complejos con la que se encara un género, el de terror, que muy poquitas veces es capaz de superar la histeria de tener que asustar a toda costa, un mal que suele provocar el efecto contrario.
Saludos grabados.

Galvanize

Es hora de pulsar el botón...


domingo, 25 de enero de 2009

Poligamias, polisemias

Film absolutamente insólito en el panorama español, EL DESENCANTO es el maquiavélico producto de Elías Querejeta, su particular y soterrada venganza contra un sistema (el franquista) y una forma de pensar castradora, cruel e irresponsable. Después de ver la mediocre trayectoria de Jaime Chávarri, creo que ni él hubiese soñado con realizar esta compleja y demoledora ópera prima.
EL DESENCANTO es una película rabiosa, que se revuelve contra todos y cada uno de los integrantes de la familia Panero, focalizadores absolutos de escupitajos verbales, recuerdos hirientes y complejos expuestos con toda su terrible verdad ¿Nos parece extraño que Felicidad Blanc aluda constantemente al régimen, a los poetas del régimen, a las curdas de su marido sufragadas por la incondicional sumisión al régimen? ¿Que Juan Luis, el hijo mayor, trate desesperadamente vivir ora de la patética imitación del padre (el poeta oficial), ora de un supuesto malditismo (lo que en Leopoldo María surge con espontaneidad)? ¿Que Michi, el hijo pequeño intente, sin lograrlo, dar cohesión a una familia desestructurada desde sus podridos cimientos? Sus confesiones en primera persona, hablando a cámara, son impresionantes; ningún actor podría derrochar tanta verité en tan poco tiempo. Y aún una última e inesperada carga de profundidad, la aparición de Leopoldo María. Es sabido que, si bien no se contaba con que éste participara en el rodaje, no es menos cierto que mucho de lo que Leopoldo Mª Panero arrojó al rostro, fundamentalmente de la madre, fue suprimido tanto por un Chávarri abrumado por las circunstancias como por un Querejeta un poco receloso de la viabilidad comercial de este documental.
Treinta y tantos años después, EL DESENCANTO es cine puro y necesario, quizás un poco ombliguista (problemas hay en todas las familias), pero con hallazgos absolutamente memorables, como el gran acierto de omitir en todo el metraje la figura física del padre (apenas una estatua tapada) o la tenacidad del equipo por arrancar esas esquirlas de realidad a unos personajes (personas) destrozados, arrojados a un infierno-maldición personal que acaba engulléndolos a todos; quizá sólo Leopoldo Mª, loco lúcido, sea capaz de prever la desgracia cuando categoriza sobre su internamiento en el manicomio de Mondragón mientras la madre lo escucha con la imperturbabilidad que sólo los cobardes poseen.
Imprescindible.
Saludos desencantados.

Enemigos míos

Poesía desencantada para el fin de un siglo...


sábado, 24 de enero de 2009

El color de la tradición

Una joya semiolvidada del maltrecho cine español, un alegato en favor de la libertad individual, una bella fábula realista y nada nostálgica sobre los hombres que verdaderamente construyen un territorio, los que no buscan la especulación.
TASIO abarca la vida de uno de estos hombres desde su niñez hasta su muerte; siempre en los bosques de Urbasa, siempre celoso de su independencia, Tasio mantiene intacta la llama de la tradición como único camino posible hacia la dignidad. No el hombre que vuelve al bosque, el hombre que se niega a salir del bosque.
También es relevante la belleza de la fotografía del gran José Luis Alcaine, pero habría sido vacua filigrana sin el discurso arrollador que propone Montxo Armendáriz, un cineasta irregular capaz de lo mejor (SECRETOS DEL CORAZÓN) y de lo peor (HISTORIAS DEL KRONEN).
TASIO comprende gran parte de ese cine español inexplorado que pocos se han atrevido a acometer, el que se expone abiertamente, con valentía; en palabras del gran Hank: que no se asusta de los sentimientos. Quien quiera ver en TASIO un canto a la independencia vasca que se vaya olvidando, pues la única independencia válida aquí es la individual, la del cazador furtivo que debe alimentar a su familia y que es perseguido, mientras las piezas son seleccionadas en el coto sólo por placer. La del trabajo durísimo y artesanal, ancestral, del carbonero, enfrentado a su pequeño volcán particular como prueba de la medida de un hombre.
A veinticinco años vista, no ha podido superar Armendáriz aún este impresionante debut, sobre todo por lo errabundo de su filmografía posterior, más preocupada de las formas que del fondo, pero carente sobre todo de un hilo conductor que haga exclamar al espectador: ¡Coño, una de Armendáriz!
Saludos agrestes.

Berrogüetto

No son vascos sino galleguiños, pero en su momento revolucionaron el concepto de folk rock desde las bases más tradicionales. Espectaculares.


viernes, 23 de enero de 2009

0%

Hace algún tiempo me comprometí a desvelar las razones por las que desprecio profundamente la película más injustamente sobrevalorada de la historia. Bueno, tampoco son muchas razones, la cosa no da para mucho.
Lo primero es la total falta de argumento.
Lo segundo es la fútil utilización de planos de la ciudad como enmascaramiento a la falta de argumento.
Lo tercero es el inquietante parecido de los actores con la supuesta directora (director es el que dirige; el que pone la cámara en un sitio a ver qué pasa es el operador de cámara).
Lo cuarto es la inconexión entre lo que se hace y lo que se dice; quizá por ello se hace y se dice más bien poco.
Lo quinto es la absoluta falta de sentido del humor incluso cuando se nos está indicando desesperadamente que Bill Murray está intentando hacerse el gracioso (véase imagen), (véase escena del karaoke).
Lo sexto es esa insoportable escena del karaoke que me niego a comentar porque acabo de comer y no he hecho la digestión.
Lo séptimo es haber contribuido decisivamente al encumbramiento de una actriz que no actúa; repito: que no actúa. En ese sentido, Pasolini tranquilizaba mucho más a los productores.
Lo octavo es colocar los temas musicales de la forma más traicionera para el espectador: en formato videoclip.
Lo noveno es pretender transmitir trascendencia con una historia que podría escribir una adolescente "piercingada" después de ver un reality show.
Lo décimo... mierda... lo décimo es... ese... ¡ese final que es para matarlos a todos y ocultar los cuerpos en el fondo del océano!
Por último, entono el mea culpa por haber resistido hasta el final... Lo más sensato habría sido desistir tras la primera cara de Murray y así ahorrarme esto...
Saludos vacíos vacíos...

¡Viva la alegría!

No entiendo cómo a la Coppola se le pasó por alto esta oda al hastío...


jueves, 22 de enero de 2009

¿Será por opciones?

Ya, ya me había dado cuenta de que me dejaba (y muy a mi pesar) (y muy injustamente) a Fassbinder en el tintero. Abarcar al genial director alemán es poco menos que arduo; no por la extensión de su filmografía, sino por la intensidad de la misma. Fassbinder murió joven, en la plenitud de su carrera; su legado comprende gran parte de las claves esenciales para entender el devenir del cine europeo de ahora mismo, con sus inteligentes bostezos narrativos, sus puñetazos al sistema disfrazados de (falsa) corrección formal y, sobre todo, su aparentemente inagotable imaginación visual, sacando de un entorno decididamente austero una visión propia, insobornable. Un bien tan escaso como loable y agradecible.
Podríamos echar mano de cualquiera de sus trabajos, pues todos y cada uno de ellos contiene una saludable dosis de lo anteriormente dicho, pero hoy me quedo con una de mis favoritas por muchas razones, sobre todo por la inusitada actualidad que recobra sobre alguno de sus aspectos clave.
En MÜTTER KUSTERS FAHRT ZUM HIMMEL, Fassbinder indaga en las miserias y podredumbre de una sociedad obsesionada con la imagen y la noticia. Lo que es relevante vende, pero ¿quién decide qué es relevante? ¿No es relevante la muerte del marido para una pobre anciana? Sí, pero también lo es mostrar las vejaciones a las que ésta era sometida por el susodicho. Y no se muestran, se sugieren. No es relevante que esta abnegada mujer quiera limpiar el nombre de su marido, aunque éste fuera un verdadero hijo de puta. Pero sí es relevante que dicha señora se afilie a un grupo terrorista. Ella no lo sabe, pero ha sido utilizada por distintas ideologías (comunismo, fascismo, capitalismo) en pos de una supuesta "buena causa": la defensa de la memoria...
Rainer Werner Fassbinder es capaz de desatar todos estos asuntos, sin caer en maniqueísmos ni demagogias, en dos horas de gran cine, cosa que otros intentan infructiosamente a lo largo de toda su carrera, lo que dice mucho de uno de los directores con más talento de todos los tiempos. Con MAYÚSCULAS.
Saludos manipuladamente felices.

Mama

Bueno, queda claro que no iba a darle más promoción a ABBA... ¿no?


miércoles, 21 de enero de 2009

Si breve...

¿Para qué extenderse cuando sólo hay que contar lo preciso, lo importante? Evidentemente, hace falta algo importante que contar, sobre todo para justificar esa gran cantidad de dinero derrochada en filmar lo mismo una y otra vez, una y otra vez...
BELLE TOUJOURS no es (nada de Manoel de Oliveira lo es) fácil de digerir con los ojos de hoy; quizás con los de nuestros abuelos, ojos más ingenuos, no tan suspicaces, más centrados en la verdadera importancia del sujeto-acción que en las excelencias de la técnica.
¿Recuerdan la maravillosa BELLE DE JOUR, del maestro Buñuel?, pues de Oliveira retoma la fascinante historia de aquella extraña masoquista de dual vida sexual en un punto absolutamente insólito: 38 años después y desde la perspectiva de aquel amante frustrado, el único quizá sin beneficio en aquella vorágine de sensualidad. Michel Piccoli es el ya anciano y sibarita y alcohólico y descreído y... ¿por qué no decirlo? secretamente, longevamente enamorado, posiblemente el único que amó de verdad al personaje que aquí se encarga de interpretar Bulle Ogier ¿Para qué, entonces, retomar la neblina moral del universo buñueliano, si de Oliveira da su versión, "su verdad"? Ecos de Chaplin en esas escenas que nadie se atreve a filmar ya, y que cuentan sin palabras y sin mover la cámara mil veces más cosas que los galimatías que tenemos que tragarnos actualmente. Ecos de Godard (¿el centenario director portugués en la nouvelle vague?) en las confesiones con el camarero; y otra vez Buñuel, con las dos insolentes putas atentas desde un rincón. Ecos de Bergman en la delicadísima escena final, con los dos personajes enfrentados en una cena filmada en su integridad y escupiéndose verdades... y otra vez Buñuel apareciendo como un fantasma, un homenaje encarnado en un enigmático gallo.
Todo eso cabe en 70 minutos...
Saludos breves.

Toujours vivant

¡Toma frikada!... Para que luego hablen de los gabachos como existencialistas sin sentido del humor...


martes, 20 de enero de 2009

El gran problema del cine actual

Primero, una aclaración: la imagen que este texto ilustra no es un standard de la net ni está sacado de uno de esos folletos que de vez en cuando nos entregan por la calle unos chavales esqueléticos, rubicundos y embutidos en blanquinegro uniforme... No. Se trata de un ¿fotograma? de THE FOUNTAIN, la ¿película? que, a falta de ver THE WRESTLER, cierra la ¿filmografía? de este ¿director?...
En PI ya se intuía; en REQUIEM FOR A DREAM el tipo toca "su" cima... pero no se da por vencido, sino que pretende hacer pasar por cine lo que no es más que postproducción digitalizada. Y voy a contestar brevemente a todos esos "fascinados" porque han visto a Hugh Jackman y Rachel Weisz interpretando las fantasías de Jorge Bucay bajo la tutela de Paulo Coelho... Brrrrrrr!; escalofríos me dan...
Si Darren Aronofsky ha encontrado el zen poético y trascendental a través del séptimo arte... entonces ¿por qué emplea la elipsis como recurso narrativo? O ¿qué sentido tiene la cámara lenta si no es para enfatizar el supuesto dramatismo de una escena? Supongo que un iluminado no necesita de esos vulgares trucos, pues todo en él es verdad. No, me niego a considerar esto como una buena película porque me he sentido estafado; además, para calentar más la cosa, la distribuidora en DVD tiene los santos cojones de incluir un reportaje acerca del primer y fallido intento de Aronofsky por filmar en Australia con un presupuesto que hubiese hecho palidecer al mismísimo Cimino... Los productores deben estar flipando por la ruina que han evitado a tiempo, para lo que sólo les ha hecho falta contratar a unos cuantos de programadores, que sale más barato.
Por favor, tened en cuenta a los narradores que una vez sí contaron para el cine... también tienen derecho a vivir de su trabajo.
Saludos pretenciosos.

Fountains of Wayne

Alguien a quien querer...


lunes, 19 de enero de 2009

Genio creador

A ver... ¿Cómo se puede hacer una película de cuatro horas, no contar prácticamente nada y no desear uno que acabe nunca? Difícil, difícil...
¿Se puede mostrar el acto mismo de la creación artística? ¿Es arte el artista en su esbozo de la obra? No la obra, sino el artista creando dicha obra. Si hay un film marcadamente pornográfico, éste es LA BELLE NOISEUSE; y no me refiero a las tres horas que pasa completamente desnuda la espléndida Emmanuelle Béart, sino a la oportunidad única que Jacques Rivette brinda al espectador de penetrar absolutamente en ese momento mágico, extático y celosamente íntimo en el que sólo existen el artista y el lienzo.
Lo demás es sólo un pretexto, aunque los actores estén francamente bien acoplados y el ritmo, aunque lento, siempre mantenga el interés; por mí como si Rivette hubiese decidido prescindir de todo argumento ficcional y sólo mostrase a Béart y su sufrimiento frente a un Piccoli desencadenado por la furia creadora. Por ello es bastante recomendable hacerse con la copia de dos horas, en vez de la de cuatro, que tiene momentos prescindibles.
Al contrario que Erice en EL SOL DEL MEMBRILLO, Rivette es capaz (conscientemente) de dramatizar hasta el carbón en suspenso antes de rascar el pergamino, la mirada ávida de Piccoli buscando el instante, el primitivo boceto previo en tinta que permita atrapar la esencia de lo que se quiere pintar. Allí donde Antonio López matematiza febrilmente la inaprensibilidad de la naturaleza, Frenhofer lo transmuta en un arte en sí mismo. Luego, sí, está esa supuesta historia de celos, abandonos, entregas, correspondencias y nostalgias, pero es lo de menos, ya digo; al menos hasta el sorprendente final, donde el artista (nos) oculta la obra terminada y la sustituye por otra, con el consiguiente efecto misterioso que continúa aun con la película terminada. Rivette sigue haciendo películas al margen de la industria, las modas y los avances técnicos, alguien debería empezar a introducir esto en las escuelas y dejarse de tanta monserga sobre programas educativos y demás pamplinas.
Saludos al óleo.

The model

Sí, ya sé que era más obvio poner la de Kraftwerk, pero qué le vamos a hacer...


sábado, 17 de enero de 2009

Gótico sudamericano

Mirando de reojo al famosísimo y enigmático cuadro de Grant Wood, así se presentó hace cuatro años esta insólita cinta. Insólita por venir de donde viene, de un país con nula tradición cinéfila; pero sobre todo por la apuesta ética y estética, que uno no sabría muy bien dónde ubicar ¿Rudolph? ¿Kaurismaki? ¿Jarmusch?... Complicado, la verdad. Porque WHISKY no habla exactamente de nada, pero da buena cuenta a través de sus imágenes de la paupérrima situación de un país, Uruguay, que se mueve a la deriva entre el ostracismo y la desvergüenza; la dignidad callada y el aburrimiento más soberano. Y de aburrimientos varios va la cinta de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll... o de sentimientos reprimidos, o de cobardías vitales. De un montón de cosas que hay que ir descubriendo a través de su morosa narrativa o de nada en particular... Como si la propia película fuese contagiándose de la apatía de Jacobo, un gris y mínimo empresario, dueño de una gris y mínima tienda de medias, que cuenta con una única y autista empleada, Marta. Todo ocurre igual todos los días ¿pillan la metáfora?, hasta que el el hermano de Jacobo, que vive en el extranjero, se presenta un día y trastoca toda esa exasperante inmutabilidad.
En Whisky asistimos a una lección de contención, como si de repente Buster Keaton se hubiera nacionalizado uruguayo y hubiese querido resumir la historia de este nada sudamericano país en apenas hora y media de miradas esquivadas, monosílabos, gestos absortos y postales desoladas detrás de esa ficticia e imposible pareja que debe decir "whisky" para poder sonreír en la foto.
Saludos on the rocks.

Whiskey in the jar

Uno de esos temas inmortales que se te agarra al paladar... Grande Lynott...


viernes, 16 de enero de 2009

This is England?

No, hombre, cuidado con lo que decimos; he sufrido la experiencia de compartir barra con un escocés (no embotellado) y cometer el fatal error de llamarle inglés... y salvé el cuello porque, al fin y al cabo, le caía simpático.
Y eso que TRAINSPOTTING es una producción británica; y eso que Danny "inconstante" Boyle es hijo de católicos irlandeses. Pero Irvine Welsh no; él sí nació en Edimburgo y fue el verdadero artífice de esta pequeña joya que con el tiempo ha ido creciendo hasta convertirse en todo un mito. Un mito atípico, podríamos decir, pues no se trata de un relato complaciente acerca del enésimo relevo generacional, sino de un exhaustivo compendio de las miserias a las que se enfrentan un grupo de estrafalarios jóvenes inmersos en la heroína, el paro, las borracheras, el fracaso... todo a la vez, con un ritmo, más que ágil, infernal; con la voz en off de su protagonista como hilo conductor; con una banda sonora deudora del mejor Tarantino; con una imaginación visual sin límites aparentes.
TRAINSPOTTING supuso el espaldarazo mundial de Danny Boyle, que luego ha ido dando tumbos a duras penas, con gotas de su gran talento y de Ewan McGregor, catapultado al olimpo de los intérpretes standard de Hollywood, lo que se da en llamar estrella de cine. Pero el gran acierto de este film reside en la franqueza y cercanía con la que se enumeran a toda hostia las cosas que ocurren donde nadie quiere mirar; lo dije a propósito de ALL OR NOTHING, que vendría a ser la cara familiar del asunto, mientras que TRAINSPOTTING, de una forma mucho más cruel, pone el caramelo al alcance para acabar retirándolo en el último momento. Sólo hay que echar un vistazo a esa última y magistral escena en la que McGregor engaña a todos sus "compañeros" con el perfecto ensamblaje de la música de Underworld.
Doce años han pasado desde entonces, ni Boyle ni ningún otro han conseguido llegar de nuevo a estos límites, los que te permiten reírte un rato y, seguidamente, sentir arcadas del género humano. Imprescindible.
Saludos empapados...

Glasvegas

Más escoceses que un vaso de whisky; herederos directos del sonido Jesus and Mary Chain o Cocteau Twins, han supuesto la gran sorpresa de la temporada.


jueves, 15 de enero de 2009

El tiovivo del amor

¿Cine clásico como modelo que desprecia la exploración de nuevas formas narrativas? Nunca, jamás, nada más absurdo ni deformativo ¿Cuántos incansables cinéfilos se han visto coartados por esta leyenda urbana?
He visto la vanguardia no sólo adelantada a su tiempo, sino vigorosa muchos años después en la magia del montaje de Eisenstein, la precisión poética de Murnau, la destreza esquiva de Wyler o la fisicidad indomable de Huston. Todos embarcados en lo que LUEGO se ha llamado cine clásico; todos colocando su ladrillo para construir el cine del futuro. Señores, la vanguardia, la experimentación, son inseparables del modelo clásico por cuanto ambas propuestas se complementan y mejoran las mutuas carencias, que siempre las hay. Otra cosa sería hablar de la escuela norteamericana, la europea, la japonesa... estamos de acuerdo en las diferencias existentes entre las distintas filmografías, ya que en ellas se encuentran ubicadas las inquietudes de cada cultura.
Un cineasta que nunca abandonó el relato clásico, al mismo tiempo que reinventaba en cada trabajo la ortodoxia narrativa, fue Max Ophüls. Estaríamos toda la vida alabando su visión de fondo, impactante y sorprendente, distinto en cada película. Hoy nos quedamos con esa extraña delicia que es LA RONDE, precursora de tantos filmes posteriores separados por episodios. Esto casi no ocurre gracias al derroche de inteligencia de Ophüls, que hila las distintas historias, situaciones y hasta personajes de forma que realmente estamos atrapados en un tiovivo de sensaciones, tal y como describe el guía-narrador Walbrook. El amor, el amor como permanente y universal nexo entre los seres humanos... igual que el odio, claro que sí, pero Ophüls habla sobre el amor, sus caprichos y las vueltas que nos hace dar. Los hombres pierden la cabeza por las mujeres, éstas se debaten entre atender a sus sentimientos o a sus necesidades... El relato clásico de Schnitzler jugando con el tejido coral que sería señal inequívoca de modernidad años más tarde.
No puedo negar que la experimentación es mucho más patente en otras obras de Ophüls que están en la mente de cualquier cinéfilo, pero no está de más indagar en LA RONDE sobre los rastros de esas otras.
Saludos que giran y giran...

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Estaba por la red, buscando algún video para colgar y... cagoenlaleche ¿me explica alguien esto?



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miércoles, 14 de enero de 2009

Sigue la línea

He aquí una de las películas más fascinantes de todos los tiempos; por lo tanto imitada hasta la saciedad; por lo tanto objeto de culto casi irracional.
Cuando se hace cine de género se suelen cometer varios y fatales errores, como abusar de los clichés, justificar presupuestos innecesariamente o (lo peor de todo) dar por sentado de antemano el comienzo apoteósico-nudo inane-desenlace clónico. Afortunadamente, filmografías como la nipona han intentado desmarcarse de una tendencia abominable, especialmente en el género terrorífico. Y hay un film que se puede considerar piedra angular de dicho movimiento.
En 1998, Hideo Nakata nos dejó impactados mostrando el lado insano de lo que los japoneses temen; y no será lo mismo, pero a mí, que no me impresiona a estas alturas casi nada, logró dejarme mal cuerpo durante algunos días. En RINGU confluyen varios factores muy novedosos que constituyen la espina dorsal de la que luego saldrían numerosos imitadores y hasta un bochornoso remake yanqui. Primero está esa más que inquietante cinta de video, y me refiero al contenido, claro, que lo podría haber firmado un primerizo Buñuel o un drogado Paul Morrissey. No se entiende ni jota, pero es precisamente ese interés suscitado por encontrar un significado donde no lo hay su mejor baza. Quizá el punto más flojo sea el que abarca desde que sabemos que quien ve la cinta se muere más tarde hasta la estrafalaria (y muy hitchcockiana) llegada a la isla. Y luego está ese final...
El final de RINGU es de los más originales y mejor filmados del cine de terror reciente. Primero porque no tiene un final, sino dos; allí donde los aprendices dan por finalizado el asunto, Nakata se recrea rizando el rizo y llevando a sus personajes a donde él quiere: al horror. Incluyo (y debo decirlo) una de las escenas más insanas que he visto en mi vida, y no hay sangre, ni vísceras, ni violencia en sí... sólo lo siguiente: un hombre frente a un televisor donde aparece un pozo; de repente, del pozo sale alguien que se arrastra hacia la cámara que lo filma... No. Se arrastra hasta el horrorizado espectador, sale de la pantalla y sigue arrastrándose...
Saludos con la carne de gallina (lo juro).

Why did ever we meet?

The promise ring...


martes, 13 de enero de 2009

La vida en el callejón de atrás

Resulta muy obvio dotar de intensidad dramática a una situación que ya lo es, es el exceso de las filmografías exóticas, tan en boga últimamente; digamos un "nuevo" neorrealismo sobradamente justificado, ya un poco cansino.
A mi juicio, es más estimulante observasr ejercicios de valentía en sitios donde (falsamente) creemos que todo está en orden y no pasa nada más allá de las crónicas de sucesos. Y uno de los cineastas más comprometidos y serios no vive en Tailandia ni en Bolivia, sino en la misma Gran Bretaña. Su nombre, Mike Leigh; su lema, desvelar que no es oro todo lo que reluce.
¿Cuántas veces hemos oído al chavalín de turno clamar con irse a Inglaterra, la panacea del oprimido mediterráneo? Muchas, indudablemente; luego está la realidad. En ALL OR NOTHING no podríamos discernir con claridad si la acción transcurre en un barrio obrero madrileño o en Londres, tan parecidos son unos de otros. Asistimos a la vida monótona y repetitiva de Phil, un taxista bonachón y paciente que diserta sobre problemas filosóficos mientras su familia se desmorona. Su mujer, Penny, es cajera en un supermercado y suele arrepentirse, aunque no lo diga, de haberse casado con Phil. Sus dos hijos son obesos y muy diferentes;Rachel es aplicada y comprometida cuidando ancianos mientras que Rory es un holgazán nihilista que protesta por todo. Rory cae enfermo del corazón y todo se dispara. Los problemas económicos son una constante y, sin embargo, cuando todo parece perdido, Phil y Penny se reencuentran en medio de la adversidad; hay esperanza.
No esperen encontrar en esta magistral película un típico dramón familiar de sobremesa, los actores de Leigh rozan la perfección, no puedes hacer otra cosa que creértelos ¿Su secreto? No lo sé, supongo que observar con detenimiento cómo funcionan las vidas corrientes al margen de lo extraordinario, que suele ser lo contrario de lo que hacen la mayoría de directores. Es posible que no se trate de su mejor obra, ahí están esas dos joyas que son TOPSY TURVY y (sobre todo) SECRETS AND LIES, pero Leigh volvió a demostrar con ésta, la antepenúltima, que su zarpazo a las emociones sigue estando intacto.
Saludos desde el barrio.

Cena recalentada

Las mejores letras del pop español con permiso de "el zurdo". Siempre serán inmortales, sobre todo cuando desglosaban estas íntimas epopeyas de lo cotidiano. Un lujo...


lunes, 12 de enero de 2009

Ausencia de malicia

U otra muesca en el revólver; o ¿quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?...
Si BAJO LAS ESTRELLAS fue el gran film español de 2007, cómo serían los más discretos.
¿La película?, una nadería que se olvida fácilmente. Y eso que Emma Suárez intenta su enésimo retorno a la primera línea. Y eso que Alberto san Juan se esfuerza una barbaridad por crear un personaje atípico y vivo. Y eso que Julián Villagrán ameniza el cotarro con su habitual cara de pasmao. Y eso que la música de Mikel Salas está chula. Y eso que Félix Viscarret acierta con el tono tragicómico del original de Fernando Aramburu (magnífico libro). Y eso que el esperpéntico principio "a lo Berlanga" es muy notable. Y eso que hasta una sonrojante proclama antietarra ni siquiera chirría. Y eso que (por fin) en una peli española se ponen hasta las cejas de beber y fumar.
Entonces... ¿por qué BAJO LAS ESTRELLAS no va a trascender de ninguna de las maneras? Mi opinión, y de verdad que lo siento, es que le falta un poco de mala hostia; llegar a desgarrar por dentro y por fuera lo que sólo queda apuntado, esbozado, nunca resuelto. Era una oportunidad única para haber sentado las bases de un nuevo hacer en un cine más o menos comercial, pero se queda en un trabajo de graduación de lujo. Lo siento, pero quien no me crea no tiene más que ver la película y enterarse exactamente de qué va, porque yo me quedé a 0º, ni frío ni calor.
Saludos estrellados.

Ballad of "El Goodo"

Otro gran tema de ese grupo inexistente para muchos "entendidos". Iban en otra dirección y es evidente.


domingo, 11 de enero de 2009

El fin del sueño, el principio de la pesadilla

8 1/2 es un sueño; no puedo creer que Fellini haya estado frente a una mesa de trabajo pensando cada vericueto de un film sin forma ni destino; sí puedo creer en Fellini despertándose a las cuatro de la madrugada envuelto en sudor y susurrando: "lo tengo, lo tengo"...
8 1/2 es la imposibilidad del director de cine para vivir fuera del circo permanente que él mismo ha creado. Guido Anselmi ya no puede hacer más películas porque le parecen ridículas e innecesarias; observa el comportamiento de la gente a su alrededor y comprende que nadie es auténtico, que todos representan un papel según les convenga. Es la némesis del creador, no poder transformar la realidad.
En 8 1/2, los personajes y las situaciones son deliberadamente artificiosas, no hay espacio para la naturalidad, porque Fellini, el gran distorsionador, manipula antes de ser manipulado. Ecos de Griffith, de Walsh, Eisenstein o Gance... el fin de una época. Pero por encima de todos ellos, una gran sombra que todo lo cubre. Si han leído "La montaña mágica" lo comprenderán. Anselmi no es más que otro Hans Castorp desleído en un vórtice de situaciones y personajes que lo reducen al mero papel de espectador, que no le permiten desarrollarse más allá. Y también en 8 1/2 hay un balneario que cura las penas, y asistimos al peligro de la seducción reprimida, y al fracaso de las expectativas, así como a la enfermedad imaginada como pretexto para la reclusión, para estar a salvo del peligro de vivir.
La última y megalómana escena de 8 1/2, el famoso desfile alrededor del decorado inacabado de la película inacabada, nos advierte: la época dorada del cine está a punto de acabar, o hay un cambio radical a la hora de enfrentar la figura del creador o todo acabará siendo una payasada, una enorme y costosísima broma. Y Fellini era único haciendo reflexiones...
Saludo y medio.

Parade

Si el desfile final de 8 1/2 encumbró a Fellini como maestro del exceso, éste fue uno de los pocos éxitos visibles de Magazine, a los que hay que volver de vez en cuando para no perder la perspectiva.


sábado, 10 de enero de 2009

¿Qué pasa, monada?

En 1968, la carrera espacial constituía toda una fiebre mundial; entonces era obvio que cualquier cosa colaba con tal de que tuviera el envoltorio adecuado. Eran tiempos (yo no los viví, pero ahí están) de convulsa felicidad, donde iban a aclararse muchas incógnitas acerca del dominio mundial en los próximos... ¿hay apuestas?
Ahora tiramos más por el rollo apocalíptico, mientras que hace cuarenta años el sci-fi dejó algunas obras absolutamente imperecederas que dejaban en solfa, de forma absolutamente visionaria, la cara más deleznable de unos gobiernos cada vez más obsesionados con el poder y la tecnología como medio para llegar al mismo.
Nadie habría apostado entonces por una situación tan curiosa como la siguiente: en 1968 se realizaron dos películas totalmente contrapuestas tanto en fondo como en forma; se trata de 2001, de Kubrick y THE PLANET OF THE APES, de Franklin J. Schaffner. Mientras la primera era elevada a los altares de la intelectualidad, la segunda no pasaba de ser un entretenimiento con asombrosos efectos de maquillaje; claro que en la primera también había monos...
He visto unas cuantas veces ambas películas y mi visión ha ido cambiando sensiblemente tras la primera impresión, que a veces no es la que queda. Mientras 2001 cada vez me gusta menos por su artificiosa pretenciosidad y su discurso efectista, incapaz de dar respuestas concretas a preguntas grandilocuentes, THE PLANET OF THE APES se revela como una vigorosa cinta que habla bien clarito acerca del sometimiento de las clases inferiores, sólo que aquí se da la vuelta a la situación y es el ser humano el animal, mientras que los simios detentan el poder, la inteligencia... esas cosas que nos han ido tan bien a lo largo de la historia...
Y lo mejor, en estos casos, es que Schaffner, gran artesano, no cesa hasta dar una conclusión digna, nada complaciente, a un film que te mantiene pegado a la butaca (o el sofá, claro) hasta ese final que es uno de los mejores de la historia; y no voy a reproducir aquí la desgarradora frase pronunciada por Charlton Heston porque me lo cargaría todo de un plumazo. Sólo véanla y comprenderán por qué, años más tarde, fue el gran fracaso de Tim Burton.
Saludos engorilados.

Fake tales of San Francisco

El día que les encuentre la gracia diré que son grandes... queda mucho para eso...


viernes, 9 de enero de 2009

Blue velvet

Es la primera vez (y probablemente la única) que encabezo una reseña con el título original de la cinta a comentar ¿el motivo?, he aquí, señoras y señores, mi película favorita, la única que puedo ver continuamente sin cansarme, la culpable de que el cine sea una pasión y no un divertimento... He aquí una de las mejores películas de la historia; explicarlo no va a ser fácil porque necesitaría un blog dedicado exclusivamente a ella.
A ver, voy a suponer que, a estas alturas, casi todo el mundo ha visto este descenso a los infiernos, así que no voy a contar la película, voy a meterme de lleno en su surreal y fascinante horror.
Creo que la obsesión de Lynch es la imposibilidad de estar en todas partes al mismo tiempo; ser director de cine le acorta sensiblemente el camino. El comienzo de BLUE VELVET lo pone de manifiesto mejor que ninguna otra película; se está en la placidez de la vecindad y en el horror, la arcada de los insectos devorándose sobre el césped donde un hombre ha sufrido un ataque al corazón mientras regaba. Idilio y pesadilla, pero conjuntamente; Lynch no busca respuestas, sabe que todo está ahí y que nadie se atreve realmente a plasmarlo en imágenes. La oreja encontrada en el bosque es un elemento tan sencillo como perturbador; no es sólo el impacto de ver la oreja... es lo que desata en el espectador, que se ve obligado a reconstruir por sí mismo una historia que aún no le han contado. Frank Booth y su micromundo. Booth es dios, representa la encarnación del dolor como respuesta a la incapacidad de ser feliz; retiene a Dorothy en su apartamento porque retiene a su hijo y su marido, así que Booth no puede detenerse, tiene que llegar hasta el final. Dorothy es un personaje inabordable, no piensa, no siente, su abnegado masoquismo la convierte en un mártir; da igual que no exista, Dorothy es, por ejemplo, el reverso tenebroso y desmoralizador de Gilda; y creo que me he topado en mi vida con más de las primeras que de las segundas. Es clave también demostrar que no hay sitio para el héroe. Jeffrey es vapuleado, vejado, despojado de su integridad; pero no sólo por Frank Booth, también por Dorothy. En el cine clásico, la chica le pide al héroe "bésame"; aquí no, sólo se oye un seco y cortante (pero también excitante, no lo olvidemos) "pégame", que sella una imagen deudora de Caravaggio, donde la virgen es Jeffrey y Jesús es Dorothy, víctima del éxtasis del dolor, ahogada en una extraña mueca que no podríamos definir como sonrisa, acaba de pegarle.
Cada vez más abajo, el tono de la película es demoníaco; Booth encuentra a Jeffrey en el apartamento de Dorothy y le dice simplemente "vamos a dar un paseíto"..., es la frase de cine que más me ha estremecido, no me gustaría estar en el pellejo de Jeffrey, de nuevo la sumisión y la obediencia por la fuerza. Lo que sigue casi no puede describirse. Frank lleva a Jeffrey al local de Ben, un demonio; no hay diversión, los cuerpos y las actitudes son lánguidos, las putas son deformes y salidas de los recortes de Archie. "Soy Paul". Una palmada por sorpresa recuerda a Jeffrey que no está soñando, lo peor está por llegar. Frank lo lleva a un sitio apartado y le da un discurso inolvidable, entonces lo veo claro, es una clase magistral de psicología antes de partirle la cara. Frank habla mientras suena In Dreams, de Roy Orbison, pero sigue sin ser un sueño; Jeffrey aprende que el sueño americano es una estafa, que sólo la extorsión, la violencia y la alteración, consiguen que alguien satisfaga sus deseos, sólo que Frank Booth nunca descansará, porque no va a estar jamás satisfecho. Por eso inhala oxígeno (¿realmente es oxígeno?) antes de violar a Dorothy.
Al final, cuando la pesadilla acaba, no volvemos a ser los mismos, nunca más. BLUE VELVET supone una experiencia sensorial difícil de pasar por alto; su discurso es autónomo, podemos ver las referencias, pero Lynch tiene que dar diez vueltas para decir lo que para otros es obvio. Lynch no obvia nada, todo le parece fascinante, incluso un coche de bomberos a cámara lenta al principio, incluso un inocente pajarito comiéndose un insecto al final. Lynch alcanzó su cima aquí y además dejó una sensación que luego se ha tornado cierta: sabe lo que quiere contar porque está dentro de él, su gran problema es encontrar el estado de gracia como el que le permitió rodar esta obra maestra.
Saludos.

Mil años por delante

Cuando la gente simpática se dejaba el pelo largo y tomaba LSD para hablar de amor y paz, el Sr. Reed y unos cuantos bastardos más dejaban caer perlas como "besa mis resplandecientes botas de cuero", y esas cosas... Unos visionarios...


jueves, 8 de enero de 2009

Sonrisas congeladas

La capacidad de manipulación de percepciones, en el cine, es algo sólo reservado a los más grandes. Maestros de alta sabiduría como Kubrick, Bergman, Wilder, Berlanga... han hecho de la tragicomedia su gran baza y un arte difícil de imitar. Primero intuyes un cierto convencionalismo, luego algunos elementos simpáticos que te familiarizan con la obra y los personajes; y finalmente, todo cambia y el tono torna a oscuro hasta desembocar en gran tragedia. Es muy muy complicado hacer esto y salir airoso con una película medio decente. El otro día vi un buen (escaso) ejemplo.
IN BRUGES no es un gran film por una sencilla razón: su director, Martin McDonagh, procedente del teatro, se repliega en su modestia y no deja despegar un artefacto que en manos de alguno de los antes mencionados habría sido una bomba de relojería. Pero el juego de espejos funciona, al menos mientras Brendan Gleeson está en pantalla; él es el incólume mártir que ha de cargar con el peso de la tragedia y decidir sin inmutarse. Porque Colin Farrell, pese a hacer un buen trabajo, peca precisamente de exhibir a toda costa su estatus actual de estrella hollywoodense y ésta es una película europea por los cuatro costados. Por un lado, tenemos una primera mitad extraña, que parece un documental al estilo VICKY CRISTINA BARCELONA, con sus postales enseñando lo precioso que es Brujas, su gastronomía, etc... Para después, tras la súbita ruptura del guión, dar rienda suelta a una excelente traca final deudora de THE THIRD MAN e incluso permitirse onirismos de índole felliniana, con interesantes referencias a El Bosco. Y me guardaré un último detalle que se suma a los aciertos: la maravillosa aparición, muy al final, del malo de la película, interpretado por... descúbranlo, merece la pena.
Saludos escondidos.

Instant street

Sí, también hay grupos de música en Bélgica; y qué grupos. dEUS (sí, se escribe así) dejó patente su originalidad y potencia en unos cuantos discos desde principios de los noventa hasta ídem del XXI; han vuelto, pero veo difícil igualar cimas como ésta. El video es simplemente impresionante, esperad al final para comprobarlo...


miércoles, 7 de enero de 2009

Voces humanas

Ya, por fin, siento haber tardado tanto con el maestro Renoir, pero me puede mi escrupuloso sentido de sucesión; cada cosa a su tiempo. En diversos momentos me he sentido tentado de atreverme con THIS LAND IS MINE, pero pesa la figura laughtoniana de Gloria, no sabéis cómo. De momento, y teniendo en cuenta que el blog no teme por su salud, voy con otra magnífica obra, no tan opuesta a la antes mencionada, con sus mismos elementos (puesta en escena teatral, gran peso interpretativo, reivindicación de la libertad individual...) aunque conservando aún "máximas" jocosas de la obra de Gorki.
La historia no puede ser más estrafalaria: Un viejo avaro regenta una especie de albergue para indigentes a los que extorsiona y chantajea constantemente; su mujer es una chica despreocupada y zalamera (suavemente dicho) que coquetea con Pepel, un ladronzuelo bohemio y hasta generoso. Ambos anhelan la defunción del viejo usurero para hacerse con su fortuna y vivir a cuerpo de rey, pero éste parece tener siete vidas; por otra parte, Pepel sucumbe inesperadamente a los encantos de la explotada hermana pequeña de la esposa del viejo, por la que sería capaz hasta de abandonar el oficio. Un maravilloso lío, vamos. Y por si no fuera suficiente, Pepel coincide en una de sus habituales visitas a la cárcel con un aristócrata arruinado por el juego; ambos traban gran amistad y acaban por montar una especie de motín que terminará con el viejo y su albergue. Y eso es LES BAS-FONDS, otro canto a la libertad y la camaradería como única y desesperada lucha contra los intereses destructores del dinero. Una buena muestra de ese cine que nos queda tan lejos en el tiempo, aunque constituya una fuente inagotable de interpretaciones e influencias por la sencillez con la que Renoir aborda al ser humano en toda su controversia e imperfección.
No sólo recomendable, muy necesaria.
Saludos desde el arrabal.

Con "q" de Kiko

Ke grandes, por dios, ¡Ke grandes!


martes, 6 de enero de 2009

Troma que troma

Hay un término que ha ido cobrando fuerza poco a poco en los últimos tiempos, aunque, indagando un poco, es posible que sus orígenes estén más lejanos de lo que creemos. Los frikis, así, con españolización y todo, son la tribu adoradora de lo inútil y lo zafio, lo que aparentemente es basura para el hombre de bien, para el friki es objeto de culto.
¿Qué fue entonces la generación beat? ¿Y los dadaístas? Un poco más refinados que los antihéroes de Robert Crumb o los antisociales de Todd Solondz; posiblemente opuestos a la alocada crítica de John Waters o a la visión destroyer de Palahniuk... ¿Puede entrar todo en un mismo saco? O mejor: ¿Quién la ha dicho más gorda? Pues, hombre, en un concurso de cutrez elevada a la categoría de mito ganarían... no, los reyes magos, no, aunque no me importaría ¿Les suena de algo Troma?
Troma sólo se diferencia en una letra de la palabra "broma"; esclarecedor dato. Unos chavalines, hartos de tragar basura conservadora en forma de películas de Chuck Norris (sobre todo), deciden reunir todo lo desechable para el modelo biempensante y vomitarlo como el subproducto por excelencia. Así nació el emblema de esta insólita productora estadounidense, THE TOXIC AVENGER. El héroe del antisistema, en lucha constante contra el pensamiento único. Un tipo se cae en un bidón de residuos radiactivos y sufre una terrible mutación, pero decide usar sus nuevos poderes para hacer el bien; armado de una fregona... sí, sí, ésa es su superarma, no dudará a la hora de ofrecer una buena ración de gore con salsa de tomate y muy poca vergüenza. Con tantos detractores como devotos, la visión Troma plantea un dilema que me parece interesante: mientras Hollywood gasta sumas gigantescas, sin enrojecer lo más mínimo, en auténticas mierdas que no aportan nada al séptimo arte ¿Cuál es la verdadera cutrez del asunto?, porque Troma se gastaba en esperpentos como éste el sueldo de la limpiadora de TITANIC, por ejemplo. También es cierto que han pasado veintitrés años de aquello y que luego Troma ha profesionalizado y ampliado bastante su ámbito, por lo que ha ido perdiendo frescura y originalidad... pero esa es otra historia.
Saludos tóxicos.

Abe Vigoda

Son californianos, tomaron su nombre de un actor octogenario de tercera fila y han inventado el ¡punk tropical!... Se puede ser más friki?


lunes, 5 de enero de 2009

Sin límite aparente

Abriré la reseña dedicada a CHANGELING con un simple dato que me parece fundamental y hasta esclarecedor de lo que puedo decir sobre el penúltimo trabajo (último estrenado) de Clint Eastwood: Si es capaz de que me crea que Angelina Jolie es una magnífica actriz, entonces Eastwood es un genio con todas las letras.
Francamente, nadie hace películas como Eastwood porque es un modelo narrativo que (aquí hay que reírse) "ya no se lleva". Mi opinión es que es muy complicado dotar de alma y peso a cada personaje, que cada escena cuente y no sea gratuita o manejar el tiempo cinematográfico en función del efecto dramático que se pretenda lograr. Clint Eastwood sigue refinando todo esto en cada trabajo y, además, imprime su sello personal; es cada vez más difícil buscarle un parecido razonable con cualquier otro maestro. Y sin embargo, Eastwood es el único heredero de la importancia de Ford, Hawks, Huston, Lean... Y de todos extrae su mejor versión, la que ha hecho que amemos este medio incondicionalmente.
Y ahora debo decir que CHANGELING no es el mejor trabajo de Eastwood, pero ¿qué más da?; sabemos que nadie está actualmente a su altura y que la peor escena suya haría enrojecer de vergüenza a cualquier ganador de un festival... a cualquiera. Otra vez, al igual que en MILLION DOLAR BABY, se atreve con un argumento más cercano al culebrón televisivo que a la obra consecuente que termina siendo. CHANGELING parte de un suceso aparentemente absurdo para destapar el gran cubo de basura; los personajes sólo se mueven por sus propios intereses, lo que termina por arrastrar al débil, la madre soltera que pierde a su hijo. Eastwood se disfraza de Hitchcock en la primera hora para mantenernos con el ceño fruncido, extrañados; decimos: "algo muy raro está pasando aquí". Luego, da rienda suelta a su versión más cruel, cuando la madre es internada en un psiquiátrico y la esperanza inicial va disolviéndose en escenas cada vez más crudas. Finalmente, sí, la justicia acaba por prevalecer, y cada cerdo obtiene su San Martín... y, sin embargo, es muy difícil ver la última media hora sin que se te salten las lágrimas; porque ésta no es la típica cinta con final feliz y porque Angelina Jolie, lo dije al principio, está que se sale de la pantalla. Supongo que algo tendrá que ver Eastwood en todo esto ¿o no le quitó de un plumazo todos sus insoportables tics a Meryl Streep en aquella inolvidable película?
Podríamos estar hablando durante días de esta maravilla, sobre todo porque se trata de una inusual visión poliédrica acerca de los males humanos; si tuviésemos que adjudicarle un género, yo no lo dudaría: la primera película de terror de Clint Eastwood.
Saludos intercambiables.

The changing man

Otro incombustible que gana con el tiempo...


domingo, 4 de enero de 2009

Por tus venas

Por el territorio Indéfilo ya me empiezan a llover las críticas acerca del "alto grado de profesionalidad" que este espacio está adquiriendo; y como no quiero ser infiel al verdadero espíritu que alentó esta aventura, hoy voy a dejarme llevar.
En 1966, nadie sabía de la existencia de las rave parties, así que ¿cómo se le ocurre a un tipo como Richard Fleischer hacer FANTASTIC VOYAGE? Coño, ¡Que meten a cuatro tíos dentro de uno! ¡Eso es imaginación y no lo de Amenábar!
La película, en sí, tiene poco que contar, la verdad, porque el argumento es pírrico hasta lo inexcusable, pero ver a Raquel Welch y Stephen Boyd vestidos de hombres rana por un paisaje lisérgico...................................... ¿OS GUSTA EL CÓMIC? ¿CONOCÉIS MUNDO SIN FIN, DE DELANO? ¿VALE, YA DEJO LAS MAYÚSCULAS... y hasta la cursiva...?
Lo dicho: Si vais hasta las cejas de LO QUE SEA!, ésta es vuestra peli. Olvidaos de MATRIX y su camuflaje progre, porque son enviados de Mr. Bush y su Macho Lobby; ÉSTA ES LA GRAN PELÍCULA ACERCA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Ya lo decía Dalí... bueno, y también Kerouac... y si me apuráis, hasta Cèline: Es necesario salirse de uno mismo de vez en cuando... Aunque, claro, aquí se trata de entrar en otros, que también tiene su cosa...
No siempre se está sobrio... ¿verdad?
... viajes... digo, saludos alucinantes...

Tortoise "Live at Werchter"

Alucinado fue como me quedé cuando descubrí que había un concierto de estos tíos en youtube. Diez años buscando por las tiendas para esto... Grrrrrrrr!


sábado, 3 de enero de 2009

¿Sinopsis o argumento?

He aquí una película maravillosa; probablemente la peor película de la historia. O su director es un genio o deberíamos pensar en reinstaurar la inquisición.
Hace algún tiempo prometí a la indéfila Espinetita que hablaría de su película-fetiche, esto es: DONNIE DARKO. Vale, no voy a ser condescendiente ni inmisericorde; no voy a subir ni bajar el pulgar, como sé que molesta tanto a cierta crítica "especializada". Lo único que voy a hacer es intentar transmitir lo que he sentido las ¡tres veces! que la he visto.
La primera y la segunda me quedé dormido, que es algo que sólo me pasa con un 1% de las pelis que veo; la primera a la media hora y desperté en los títulos de crédito; la segunda logré llegar insomne hasta la primera hora, luego me fue imposible. Es decir: todo un récord. Como parece que la película le ha gustado a mucha gente y tiene ese aura de "complicada", me decidí y fui a por ella. Esto es lo que vi.
Richard Kelly es un director pretencioso en su primer largo porque aspira a algo que hasta Orson Welles comprendió que es utópico: la historia total. Es decir, pretende contar el enésimo fin del mundo y posterior salvación, sólo que como esto está tan trillado opta por esconder todas las evidencias y trasladar la "acción" nada menos que a la mente de su protagonista, un chaval rarillo con el que esa oculta comunidad de rarillos se identificará en seguida. Como si las teleseries de adolescentes tuviesen a Freud y Nietzsche como guionistas, vamos. Sin embargo, hay un elemento que juega a su favor: el ambiente que es capaz de recrear, ni más ni menos que mediados/finales de los ochenta; una época que prácticamente no le interesa a nadie y menos recién inaugurado el siglo XXI. Para conseguirlo, Kelly incrusta elementos que sólo tienen sentido en el fondo de un subconsciente con capacidad de fascinación por la frágil franja que separa adolescencia de madurez. Lo siento, pero el resto, por muy trascendental que pueda querer ser, ya lo he visto en otros sitios... y sin quedarme dormido. Un ejemplo: a Amenábar le pasó lo mismo con ABRE LOS OJOS y el tiempo ha puesto en su sitio lo huero de su significado. Una recomendación: STALKER, de Tarkovski. Una sola imagen suya debería hacer replantearse su vocación al señor Kelly. Una evidencia: su anodina filmografía posterior y las noticias que siguen llegando acerca del rodaje de una secuela que le salve de la hoguera. Lo mejor: Jake Gyllenhaal, en continuo ascenso. Lo peor: que ha engañado a un montón de gente.
Saludos en absoluta oscuridad.

Darkness 11/11

Descubrí a este grupo en la adolescencia, casi de refilón; luego me han servido como cabecera a muchos pensamientos. Long life to the Generator...


viernes, 2 de enero de 2009

Inventando la nueva comedia

Bueno, indéfilos, Iniciamos aquí el segundo curso gratuito de cinefilia subjetiva; y como al final conseguimos el propósito de no repetir ningún director hasta final de año, en éste nos moveremos con mayor libertad y capricho ¡viva la anarquía! Para empezar, saldaré una cuenta pendiente con mis hermanos favoritos, pues lo cierto es que no salieron demasiado bien parados en el post que inauguró este blog a cuenta de su laureada aventura texana con Bardem y Co.
Lo cierto es que no me costó mucho abstraerme de dicho fiasco a la hora de enfrentarme a BURN AFTER READING, que supone tanto la enésima vuelta de los Coen a la comedia más alocada y surreal como una nueva vuelta de tuerca a las obsesiones y motivos que sustentan su particular fomanera de entender el cine. Sí, vamos, que me ha gustado.
Me gustó lo bien que engarzan a cada uno de los personajes (aquí echan mano una vez más del reparto coral) en un engranaje narrativo bien sincronizado. Me gustó ese tono agridulce que a ellos les sale tan bien y que hace que te quedes con la sonrisa congelada. Me gustó que no escondiesen en ningún momento que están parodiando el género de espías y que no hace falta tirar de "realismo" para que nos creamos su propia inverosimilitud. Me gustó John Malkovich, que da respeto al principio y luego nos enseña su lado más patético. Me gustó Frances McDormand, capaz de hacer reír con una frase perfectamente matizada. Me gustó George Clooney, lo que a estas alturas es más que suficiente sin que tenga que explicarlo. Me gustó mucho, pero mucho, Brad Pitt y su espectacular composición dramática, porque no debe ser fácil salirte del canon "superguapo envidiado y pagado de ti mismo"; puede (ojalá) que sea éste el principio de su redención como actor versátil y solvente. Pero lo que más me gustó es algo que pocas veces encuentra uno en el cine americano y que es el gran logro del europeo: la capacidad de emprender una fuerte crítica al stablishment en general y al sabihondillo en particular con una faz aparentemente inofensiva, guardando la bomba expansiva muy al fondo, donde sólo llegan los espectadores acostumbrados a trabajarse los significados de una obra.
¿Ha quedado claro que me gustó?
Saludos que se autodestruirán en cinco segundos. Cinco, cuatro...

Una noche sin ti...

... y siete mil sin Pepe... Te seguimos echando de menos, monstruo...


... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!