viernes, 30 de abril de 2010

El marco de la vida

Un dato. Nimio, audaz, tan impotente como importante: Hoy se estrena en éste nuestro país IRON MAN 2. Y en las pantallas de televisión y de nuestros ordenadores aparece Mickey Rourke destrozando edificios y coches, hasta que llega Robert Downey Jr. y le da un sopapo en forma haz lumínico.
El fotograma de la derecha pertenece al film LA VENTANA, del argentino Carlos Sorin. LA VENTANA habla, ni más ni menos, que del último tránsito de un hombre. Sorin se toma toda la calma del mundo para contarnos el último día en la vida de Manuel, que tiene 80 años y no puede salir de su habitación, postrado por una enfermedad. Es la misma calma con la que espera a su hijo, convirtiendo dicha llegada en todo un acontecimiento, porque Manuel no quiere aparecer ante él como un enfermo. Es la misma calma con la que Manuel se da cuenta, una vez ha llegado el hijo, que su vida ha acabado y sólo será un recuerdo entrañable en esas frenéticas vidas de la gente joven, los mismos que han venido a visitarlo como una mera formalidad, "algo que se hace". Es entonces cuando Manuel, con sus últimas gotas de vida, decide abrir la ventana y mirar al exterior; y la reflexión que hace Sorin de este pequeño gesto es abrumadora y enternecedora, pues, sin decir nada, Manuel sale fuera, ha decidido que vivir un poco más no tiene sentido si es como un muerto.
Ésta vendría a ser la reflexión fundamental de una película pequeña, modesta, casi una pieza de cámara. La que yo hago viene a colación del principio de la reseña: ¿Cómo es posible que nos extrañe más LA VENTANA que IRON MAN 2?
Saludos enmarcados.

Leopoldo


Veracruz "Leopoldo"

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miércoles, 28 de abril de 2010

Bien, al fin

Bueno, más vale tarde que nunca; es lo que pienso después de ver una de las películas más entretenidas e inteligentes de los últimos tiempos... y, sí, es de Wes Anderson.
FANTASTIC Mr.FOX es la personalísima adaptación, nada menos que en stop motion, del cuento creado en 1970 por Roald Dahl y con la inestimable colaboración en labores de guión (lo que es notorio) de Noah Baumbach.
A simple vista, FANTASTIC Mr.FOX podría reducirse (erróneamente) a otra paja mental de Anderson, con sus tics y compartimentos habituales, pero lo que siempre me ha irritado de su cine (sus argumentos deshilachados, sus guiones sin cambios de marcha), se convierte aquí en virtudes que me hacen pensar en un público de muy diversas edades pudiendo disfrutar sin problemas de un film completísimo, tanto una sutil sátira social en la que se ensalzan los valores libertarios, como un deslumbrante y dinámico ejercicio técnico, aspecto éste al que se debería someter a una observación más ajustada. El caso es que Anderson se pone las pilas y se deja de milongas, porque esta es la apasionante historia de Mr Fox, un zorro seductor y refinado (aunque buen padre de familia), que un buen día decide que va siendo hora de recuperar su instinto salvaje, lo que le llevará a emprender una divertida cruzada contra los tres granjeros que ostentan el monopolio de la producción agrícola y abandonar, de paso, su aburrida y encorsetada vida subterránea, tranquila pero vacía de las pasiones propias de un zorro, claro está. Lo que sigue son las correrías de Mr. Fox acompañado de sus amigos tejones, zarigüeyas, topos... que se encontrarán con obstáculos como ratas karatekas que se han hecho vigilantes de seguridad o perros amantes de los arándanos. Afortunadísimamente, Anderson resiste la tentación de laberintizar la trama (como es habitual en su cine) y las ramificaciones, además de limitadas, son totalmente justificadas, lo que repercute en su agradecido metraje, que no llega a la hora y media. Puede que sea éste un punto y aparte en su filmografía, o así lo espero, pero desde luego es la constatación de que el sentido del humor bien encauzado es capaz de humanizar hasta momentos tan surreales como el que clausura esta excepcional cinta, aquélla en la que la "Fox troupe" se encuentra con un solitario lobo (ambos enemigos declarados) y se saludan con un lacónico y escueto puño en alto... ¿Alguien da más con menos? Mis felicitaciones, Mr. Anderson; al fin lo logró, aunque nunca perdí la esperanza respecto a usted...
Saludos zorrunos.

Me gusta ser una zorra

martes, 27 de abril de 2010

Vericuetos

BOBBY fue una de esas películas que pasó desapercibida en su momento (se estrenó hace cuatro años) aunque tenía una pinta estupenda, más por cómo contaba lo que contaba que por lo que contaba, aunque lo que contara fuese sumamente interesante. El fascinante embudo de personajes y situaciones que propone Emilio Estévez, transmutado aquí en intenso, hábil y brillante director de actores y un más que solvente hilvanador de secuencias sorprendentemente intimistas, teniendo en cuenta la magnitud del suceso en sí, el asesinato de Robert F. Kennedy en el hotel Ambassador (lugar único en el film) en Junio de 1968. Tomando un poco del espíritu de Altman, apropiándose del mejor y más telúrico Oliver Stone y templando los ánimos (que suelen dispararse en este tipo de trabajos) con mano firme, Estévez presenta a unos personajes desencantados unos, esperanzados otros, algunos esperpénticos (magnífica, muy a mi pesar, Demi Moore), otros directamente inclasificables (Martin Sheen y Helen Hunt, lo mejor del film), aunque también con sitio para el sainete con moraleja, que muestra algunas secuencias francamente sonrojantes y que desembocan en un final "a lo Paul Haggis" que no hace justicia a su brillante arranque y mejor continuación. Así, BOBBY es una estupenda película si nos podemos olvidar de qué pretende hablar sin hacerlo directamente y atendemos a lo que realmente cuenta, que es una deliciosa vuelta a un cine que algunos creíamos perdido para siempre, el cine por y para los actores.
Saludos magnicidas.

Swan lake

lunes, 26 de abril de 2010

Química

La química es algo que se da algunas veces en una pantalla y que no tiene por qué estar relacionado directamente con calidades artísticas. No es el caso, no el caso de Jack Lemmon y Walter Matthau, que lograban en pantalla el más difícil todavía: una naturalidad incontestable, como si realmente se conocieran de toda la vida. Esto tuvo su culmen en THE ODD COUPLE, que fue un verdadero fenómeno en su tiempo (1968), consagrando definitivamente a estos dos actorazos y formando un icono que ha subsistido hasta nuestros días y que entierra sus raíces en propuestas actuales como Larry David, Seinfeld, que es lo mismo que referirnos a una comedia amarga, desencantada y poco amistosa; una comedia del fracaso que puede congelar la sonrisa.
Aquí, Lemmon es un tipo meticuloso y ordenado hasta la náusea, mientras que Matthau encarna al típico hombre despreocupado, desaliñado y sin muchos remilgos en su vida social. Ambos deciden compartir apartamento tras comprobar que han de afrontar su divorcio respectivo.
Lo cierto es que THE ODD COUPLE, quizá por culpa de un director, Gene Saks, no tan dotado como cabría esperar, parece estar siempre a punto de caer víctima de la comedia tradicional, incluso del slapstick; afortunadamente, el excelente texto teatral de Neil Simon pone al descubierto el poso amargo y patético de unos pobres diablos que se escudan en sus vicios y manías para poder levantarse al día siguiente. Y como si de una puesta al día de su personaje "wilderiano" se tratase, Lemmon decide que no merece la pena vivir y anuncia su suicidio como la cosa más normal del mundo; es en ese extraño impass cuando entra inesperadamente el drama social y deja con un palmo de narices a los que sólo querían pasar un rato agradable con un par de cómicos que resultan ser más extraños aún de lo que esperaban, aunque lo que les pasa en esta película sin género nos podría ocurrir a cualquiera de nosotros, mañana mismo...
Saludos extraños.

VCR

domingo, 25 de abril de 2010

Otra forma de tirar el dinero

CRIME SPREE es una película mediocre, sin ideas, apropiándose de las de otros que hicieron lo mismo antes y mejor (p.e. Tarantino, Boyle o Scorsese) y logrando el más difícil todavía, que es despeñar todo el tinglado con un montón de ases en la manga. Un caso verdaderamente curioso y que intentaré explicar brevemente, aunque no creo que pueda.
La cosa empieza con Gérard Depardieu intentando robar en una mansión junto a dos cafres que pueden pasar por cualquier cosa menos por ladrones; asoman ecos (remotos) del PINK PANTHER de Edwards y aunque no nos riamos, al menos estamos en situación. Luego se suman el sempiterno Johnny Hallyday, Renaud (que debe ser muy conocido como cantante en Francia, pero ya está), un moro al estilo Martin Lawrence que sale en algunas coproducciones, y más gente que no sé quién es. A la tropa la envían a yanquilandia a hacer algo que tampoco sabemos qué diablos es, pero los productores aprovechan y cuelan a Harvey Keitel en el (atención) ¡PEOR PAPEL DE SU VIDA!... Y es que hacerle esta faena a uno de los más dotados actores que existen en la actualidad no tiene ningún tipo de perdón posible.
En fin, uno piensa, entre copiosos bostezos, que nada puede ir a peor mientras se espera que llegue ya el final, que se estira más que una peli de Wang Bing... Sin embargo, y lo he recalcado varias veces aquí, lo peor que le puede pasar a una mala película es tomarse a sí misma en serio; así que lo que parecía un cachondeo insustancial más pretende pasar en su tramo final en una especie de GOODFELLAS metafísico, y su director (por decir algo), un tal Brad Mirman, les dice a los actores (desquiciaditos a estas alturas) que si antes tenían que hacerse pasar por chistosos, ahora tienen que ponerse serios y trascendentales, como si a Johnnie To le hubiese dado la locura de contratar a Jackie Chan, vamos.
Y no me alargo más, sino que les conmino a que pasen de largo si la ven en su dvdstore, no merece la pena...
Saludos criminales.

La venganza de Tulsa

sábado, 24 de abril de 2010

Ungidos por el destino

Fue una curiosa película THE DEAD ZONE; muy curiosa y por muy diversos motivos. Veintisiete años se han cumplido desde que un tal David Cronenberg, que intentaba abrirse camino en yanquilandia, se puso a trabajar con el guionista Jeffrey Boam (que no volvería a alcanzar semejante altura hasta su temprana muerte en 2000) con la intención de adaptar la que sigue siendo, a día de hoy, la mejor y más famosa novela de un tipo llamado Stephen King.
El resultado fue, cuanto menos, descolocante. Por un lado, el desarrollo de la historia se debate entre un guión demasiado conservador, que demandaba la dosis de locura que Cronenberg sí sabe darle en sus momentos clave. THE DEAD ZONE es una fascinante fábula sobre el tiempo, su dominio y sus consecuencias. Christopher Walken, de lo mejor del film, sufre un accidente y se pasa cinco años en coma; cuando despierta, descubre que puede ver el futuro inmediato de una persona cuando la toca, lo que progresivamente le irá dando más problemas que beneficios, hasta el punto de convertirse en una especie de atracción de feria, que le hará recluirse en su casa hasta que le da la mano al futuro candidato a presidente...
La película, como digo, no es mala ni mucho menos, pero adolece de un ritmo algo cansino y que fluctúa entre insípidos momentos melodramáticos (como el abandono y posterior reconquista de Walken de su antigua novia a raíz del accidente), recargadas y retóricas explicaciones científicas y lo que finalmente resulta ser la gran baza del film, que sólo ocurre cuando Cronenberg desata su lado oscuro y ofrece un terrorífico relato de suspense acerca de qué pasaría si alguien te dijese cuándo vas a morir y supieras que está en lo cierto.
No está de más recuperarla, ahora que por fin Cronenberg parece haberse convertido en un autor reconocido.
Saludos en zona.

Strasbourg

viernes, 23 de abril de 2010

Prohibido inmiscuirte en la historia de los hombres

Debo reconocer, reconozco y culpome de la dejadez casi absoluta de este blog respecto a los documentales; si hay alguien que defiende este género soy yo, y no son pocas las veces que he pensado en hacer una sección paralela en el otro blog; puede que sea la sensación de que los documentales no interesan, o que los verdaderamente interesantes son difíciles de ver... El caso es que de vez en cuando tenemos acceso a algún que otro documental que nos llama la atención y que nos merece una reseña.
Y es curioso, porque CONFEDERATES STATES OF AMERICA no pasa de ser, en su realización, un entusiasta y correcto trabajo en la misma línea sarcástico-pedante del inefable M. Moore; la diferencia está en que lo que cuenta Kevin Willmott no es cierto, sino una suposición que le sirve (de ahí su inteligencia) para criticar una amplia variedad de aspectos que sí ocurren en realidad sin necesidad de tocarlos directamente. En este caso, se nos plantea la inquietante posibilidad de que la guerra de secesión hubiese sido ganada por el Sur, que el esclavismo se hubiese mantenido vigente hasta nuestros días y la cerrazón paranoide de la que U.S.A. ha hecho gala en diversos momentos de la historia fuese una constante ya aceptada en los nuevos C.S.A.; tales como un hipotético "telón de acero" en la frontera de Canadá o la hilarante concepción de los corruptos gobiernos africanos, presentándolos como humanitarios sistemas de autolimpieza. Como concepto, C.S.A. funciona y sorprende por su lenguaraz y virulento estilo, pero empieza a desmoronarse cuando la sombra de Moore comienza a asomar y las bufonadas ya son demasiado evidentes como para tomarlas en serio. Lo mejor son algunos "interludios publicitarios" que provocan risas y desprecio a partes iguales. Lo peor es que todo es demasiado serie "Z".
Saludos confederados.

You're worth the whole world

jueves, 22 de abril de 2010

La realidad, el realismo y lo que está en medio

LEONERA es la última película que me faltaba comentar de las que he incluido en la lista de las mejores de la década; la última y quizás la mejor, desde luego la mejor que no es de animación. La apabullante película de Pablo Trapero, para quien no la haya visto aún, ni cuestiona, ni polemiza, ni moraliza, ni abusa de tópicos y recursos, sino que acepta su propia imperfección y la usa en su beneficio de una forma pocas veces vista. Se nos cuenta (es un decir) la historia de Julia (I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E- Martina Gusman), que llega a la cárcel embarazada, desorientada y sin que se sepan exactamente los motivos. Trapero resiste la tentación del habitual exhibicionismo de los dramas carcelarios y, con un estilo moroso y preciso, nos coloca enfrente de las cosas tal y como son. Luego, superado el shock inicial, nos enteramos de que es imposible saber la verdad sobre el turbio asesinato de su pareja, cuyo amante masculino se ve envuelto también, aunque debo decir que nada de esto es relevante sino sólo un poco al final, cuando Julia ha de tomar una drástica determinación que deviene en un extraño y surrealista final, quizá el punto más polémico del film, lo que no es poco. Lo que hace de LEONERA, a mi juicio, un trabajo excepcional, es la implacable mirada de Trapero, que nunca elude mostrar lo que acontece en cada fotograma, pues nada es gratuito y a veces es necesario dejar el plano en el mismo sitio donde se ha iniciado. Julia es condenada por el asesinato nunca probado de su pareja; da a luz en la cárcel; cría a su hijo en la cárcel; el amante es puesto en libertad ante su estupefacción; su madre sólo la visita para llevarse al niño y su único asidero es una reclusa, también madre, con la que iniciará una relación nada convencional. Todo ello cabe en esta incontestable cinta, una experiencia que va más allá del mero retrato social-realista y que con su estilo descarnado y milimétrico pone al descubierto muchas de las miserias que aguardan a una persona cualquiera, quizá mañana, quizá uno de nosotros... Hace un par de años a punto estuvo de ganar la Palma de Oro; yo la vi hace uno y sigue siendo una de las experiencias más acojonantes que he visto en una pantalla.
Saludos entre rejas.

Mr Gesus

miércoles, 21 de abril de 2010

Todo está grabado

Sigamos indagando en el oscuro mundo de las películas que creíamos que se nos habían quedado en el tintero. Hoy, y sin que sirva de precedente, no traigo una mala película, quizá fallida, puede que un poco maniquea, o copiona, pero la verdad es que FREEZE FRAME es una película, cuando menos, sorprendente; esto, a día de hoy, no es poco, la verdad.
 El film de John Simpson se mete en todos los charcos habidos y por haber y de casi todos sale indemne;ésta es la sórdida historia de un tipo reducido hasta lo absurdo de su situación personal por culpa de una acusación que resulta ser falsa y por la que sale absuelto, aunque sin poder desprenderse de los juicios paralelos, tan en boga hoy en día, que en los medios públicos siguen acusándole. Lee Evans borda un papel complicadísimo, interpretando a un hombre sin vida, que vive en un búnker, se graba 24 horas al día y se afeita todo el cuerpo, todo para tener una coartada perfecta y no dejar que le tomen ninguna muestra; incluso sólo sale a la calle con una aparatosa cámara que le enfoca constantemente. Aun así, el reto consiste en desmontar todos sus sistemas de seguridad, poner en pie una nueva acusación sin que nos resulte chirriante y terminar rizando el rizo en una resolución circular e igualmente ingeniosa.
 Puede que nos suene a ya visto, que algunas de sus bazas fundamentales bordeen el ridículo o que le falte el empaque de títulos de similar factura (y deben leerse SEVEN, ZODIAC o MEMENTO), pero a mí me mantuvo con el interés suficiente como para esperar a su deconcertante final sin aburrirme demasiado. Insisto: altamente recomendable para pasar hora y media de entretenimiento sin muchas complicaciones.
Saludos en pausa.

Captain badass

martes, 20 de abril de 2010

Hedonistas por el mundo

Por ejemplo, aún no había hablado sobre THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW... así que subsanemos tamaño error...
Treinta y cinco añitos contemplan ya a una de las obras más divertidas, subversivas, libérrimas, deslenguadas y desprejuiciadas de todos los tiempos; un tiempo que sólo ha hecho engrandecer el film de Jim Sharman, mejor la obra original de Richard O'Brien, cuya puesta al día no sólo no pierde ni un ápice de su necesaria poquísima vergüenza a la hora de proclamar el gusto por la ambigüedad sexual, el saludable desprecio por las instituciones más arraigadas (especialmente la iglesia y el matrimonio) o su maquiavélica urdimbre estética, que no esconde otra cosa que un inconmensurable amor por el musical clásico de Broadway, ni más ni menos.
La historia, aunque es lo de menos en esta orgía psicodélica y bizarra, es conocida por todos: Susan Sarandon y Barry Bostwick, dos ingenuos y cándidos novietes, vienen de una boda y han de refugiarse de la tormenta en el castillo del extraño Frank'n'Furter; allí serán inducidos, entre bailes alocados de otra dimensión y prácticas sexuales de toda índole, a que se olviden de su conservador punto de vista sobre la vida y se dejen llevar por sus instintos más primarios. Lo que ocurre a partir de entonces es una de las experiencias más refrescantemente alocadas que uno pueda imaginar, con un excepcional Tim Curry en el papel de su vida, una mezcla de Freddy Mercury, Bettie Page y un Doctor Frankenstein filonazi, que no quiere oír nada acerca de convenciones e incita al amor libre y gamberro; para ello, ha de construir al amante perfecto, Rocky Horror, que resulta ser un cándido superquerubín de bañador dorado y suaves maneras. Todo ello cabe entre frenéticos números musicales (Meat Loaf incluido), efectos especiales deliciosamente cutres y un sano sentido del humor que no permite en ningún momento que nos tomemos demasiado en serio ni a nosotros mismos ni a los demás, algo que parece estar olvidándose entre tanta pantomima de corrección política. No está de más, por tanto, volver a echarle un vistazo y comprobar lo poquísimo que hemos avanzado en cuestiones de libertad moral y cultural.
Saludos horrísonos.

Something about ghosts

lunes, 19 de abril de 2010

Tinta y media

A veces ocurre que, con el ajetreo, las incompatibilidades y demás, nos encontramos con que hemos visto un montón de cine al que nos cuesta una enormidad dar sentido y curso, no digamos ya el poner en pie una crítica más o menos coherente.
Hace ya un tiempo vi una extraña película alemana llamada TEARS OF KALI, un subproducto aparentemente convulso y novedoso, y que no pasaba de ser un telefilm un poco macabro, con efectos de saldo, un guión tan pretencioso como ingenuo y lo que a mí me cansa cada vez más del cine alemán más reciente: la chulería, bastante risible, de "a ver quién la dice más gorda".
Aquí, y tampoco es que tenga mayor relevancia, hay una serie de dieciochescas advertencias sobre lo malitas que son las sectas religiosas, que te abducen y hacen lo que quieren contigo. A través de tres o cuatro episodios (no me acuerdo, lo juro), hay una especie de mamoneo pseudosatánico, donde hay tipos que te manipulan a su antojo y te convierten en pelele sin pasar por una ETT... El problema de todo esto es que lo único que vemos es esto, así que no hay intención alguna, ni doble ni simple, ni tampoco se usa un argumento de cierta ambigüedad que dote al raquítico relato de algo de entidad; el mal rollo viene dado por la hemoglobina y las caras de susto, pero esas son cosas que a estas alturas deberían ir acompañadas con un mínimo discurso, porque se corre el riesgo de caer en el cajón más irrelevante del dvdstore y quedar allí para siempre.
Así pues, acabo esta insustancial reseña advirtiéndoles de que su bolsillo corre peligro de ser atracado una vez más... ¡pero no lo permitiremos mientras quede un gramo de sentido común!
Saludines...

Maasai mara

domingo, 18 de abril de 2010

Cat Chow-chows

Como no podía ser de otra forma, ya que ayer se dio cuenta aquí de las venturas de un ratón cinematográfico, hoy traemos aquí a su antagonista total; y no me refiero sólo a que FRITZ THE CAT, la adaptación del genial cómic de Robert Crumb, tenga a un felino como protagonista, sino que lo que en la producción de Pixar era corrección política y buenos sentimientos, en el film de Ralph Bakshi deviene orgía animada de sexo, drogas, rock'n'roll y violencia verbal y física. Ahora bien, como nos hemos encargado de recordar a veces desde este blog, el hecho de ser el más friki o el más punki no es, ni mucho menos, sinónimo de calidad; hecho éste especialmente sangrante en el caso que nos ocupa, ya que Crumb montó en (justificada) cólera cuando vio el estropicio que había montado el bueno de Bakshi (no creo que la mala intención deba confundirse con pura torpeza por su parte) con un personaje que terminó de la peor manera, autoparodiándose en vez de escupiendo soflamas antisociales.
La película, para quien no la haya visto, es un batiburrillo en el que Bakshi piensa que sacar gatitas en pelotas, polis con cara de gorrino y conejos nazi-yonkis va a pasar a la posteridad de la contracultura, sin caer en que el tremebundo cómic de Crumb extraía su valor a partir de una sátira mordaz y autodestructiva de la sociedad que tanto asqueaba al dibujante de Philadelphia; no como pose estética, sino como verdadero manifiesto cultural y subversivo. Así, esta fallida adaptación no sólo es incapaz de remover un solo gramo de conciencia, sino que se va tornando cada vez más confusa y repetitiva a medida que queda patente la incapacidad de Bakshi, todo fútil entusiasmo, para poner en pie un mínimo discurso propio.
Puede que sorprenda a nuevas e incautas generaciones, pero no conozco a un solo fan de Crumb que le haya gustado.
Saludos bajo la nube de ceniza.

Se fuerza la máquina

sábado, 17 de abril de 2010

Una rata en la cocina

Debo ser una de las poquísimas personas a las que RATATOUILLE no le emocionó lo más mínimo; no discuto la calidad de sus imágenes, ni el gran esfuerzo que supone levantar un proyecto de estas características; mi crítica (menos furibunda que en otras ocasiones, porque como mero divertimento funciona a la perfección) va dirigida exactamente al mismo punto del que obtienen sus grandes aciertos títulos similares como UP y, sobre todo, WALL·E. Y es que no veo la supuesta historia de "chaval, aunque seas un fracasado, tú puedes", no me conmueve el optimismo "quetodolopuede" ni el esfuerzo denodado contra cualquier adversidad, cuando, si nos fijamos bien, su secreto se sustenta en una frenética sucesión de acontecimientos que tienen más que ver con el azar que con otra cosa.
Brad Bird (y por extensión, la productora Pixar) tira de la ya bastante manoseada "fábula contemporánea" y busca antes la lagrimilla que la posible reflexión sobre lo que se está contando. No hay rastro pues de la amarga e irremediable soledad que desprendía WALL·E o el tenaz desencanto de la primera parte de UP; siendo ejemplos éstos de cómo puede usarse la imagen 100% digital para transmitir emociones que creíamos reservadas para actores de carne y hueso. Y es ciertamente extraño, pues, dentro de mis obvias limitaciones de edad, no me da la impresión de que el público que más ha disfrutado la que hoy nos ocupa haya sido precisamente el infantil, por lo que mi conclusión es que RATATOUILLE, aun reconociéndola cargada de buenísimas intenciones (en todo su mefistofélico sentido), termina quedando en una tierra de nadie que la relega (y esto es literalmente cierto) a ocupar un día familiar en la parrilla de la primera cadena, con todo lo que esto conlleva.
Por cierto, no soporto al ratón de marras corriendo para que no le den caza. Me da dolor de cabeza...
Saludos roedores.

Catch a moment in time

viernes, 16 de abril de 2010

... y dentro de dos años, todos calvos...

Me va a encantar escribir sobre esta cosa; sobre 2012. Me va a encantar porque es con estos artefactos con los que uno puede explayarse a gusto sin sentir remordimientos ni apóstrofos morales enturbien el límpido ánimo de escribir libremente. Puede que no se pueda decir mucho más que merezca la pena acerca de la ida de olla transuniversal de Roland Emmerich; a lo mejor destacar lo bien que se lo puede pasar uno en el fin del mundo; aunque, pensándolo bien, el mundo no se acaba, sólo hay una recalificación masiva de terrenos y unas cuantas inundaciones... lo mismico que viene ocurriendo aquí desde hace años. Que sí, que los buenos se salvan, así que no hay fin del mundo que valga; pero por el camino hay coches que se caen, barcos que se hunden, la tierra se abre y se traga a los pecadores... Sí, porque, aunque parezca increíble, aquí también hay buenos y malos, si no no sería americana la peli; y los buenos se salvan aunque les caiga un edificio encima y los malos se ahogan porque el fin del mundo también tiene su poquita de corrección política, mire usted...
En definitiva, que el espectáculo debe continuar y que los yanquis siguen sacando conclusiones a cascoporro sin hacerse apenas ninguna pregunta. Al menos, Emmerich es lo suficientemente honesto como para no vendernos ningún manual de autoayuda, sino facturarnos una borrachera visual para que no se nos atraganten las palomitas.
Ah, para los que no aguanten dos horas y media, que sí, que da igual, esto se ve como se lee "Rayuela" y no pasa nada...
Saludos catastróficos.

Cold and lonely

jueves, 15 de abril de 2010

Pistolas y espadas

Pocos años después de la conmoción del film de Kurosawa, Hollywood, como no podía ser menos, quiso hacer su propia versión de una historia tan potente. Los cambios, en apariencia, fueron muchos, y la cinta de John Sturges, sin llegar al excelso nivel de su predecesora, logra abrir interesantes caminos en un género que empezaba a mostrar síntomas de agotamiento.
THE MAGNIFICENT SEVEN es el ejemplo perfecto para definir el cine de aventuras norteamericano; arquetipos bien situados a uno y otro lado, menor peso psicológico en favor de un mayor dinamismo y un sentido del humor más familiar, menos siniestro que el japonés; amén del significativo recorte en el metraje, por motivos obviamente comerciales. Aquí, Yul Brynner retoma el papel de Takashi Shimura, dotándolo de su particular y pétreo estilo; Steve McQueen solventa su rol secundario con garantías; y el resto no les va a la zaga, destacando el interesante Robert Vaughn, Eli Wallach, James Coburn, Charles Bronson y Horst Buchholz, que consigue algo muy difícil, que nos olvidemos de aquel deslenguado bufón que era Toshiro Mifune, convirtiéndolo en una obstinada y desafiante versión de Jimmy Dean.
La película mantiene las constantes del segmento más aventurero de su hermana mayor y conserva intacto su interés mientras los personajes van siendo presentados; el problema es que esto termina siendo un lastre, encasillando a cada personaje en su rol, perfectamente definido e inamovible. Así, amén de los ya mencionados, Coburn aparece siempre hierático, mientras que Bronson es el pistolero que hace migas con los niños del pueblo o McQueen es el ligón madurito... Ahora bien, si lo que quieren son dos horas de acción y aventuras justicieras, con un montón de rostros conocidos y la excepcional partitura de Elmer Bernstein, ésta es una gran película para ello. Luego se rodaron tres o cuatro secuelas... pero ésa es otra historia...
Saludos cuatreros.


The magnificent seven

miércoles, 14 de abril de 2010

Espadas y pistolas

Lo que suele obnubilar al saturado seguidor del cómic es, más que nada a la hora de un sensato enjuiciamiento, el terrible, soterrado y enigmático error temporal-esotérico-social de que no hay, nunca hubo, un referente estético para lo que es en sí (eso creen) referente iniciático, poseedor de un mundo propio. Y son obras maestras las que sacan de este error a dichos exégetas; obras como LOS SIETE SAMURÁIS (SHICHININ NO SAMURAI), donde se conjugan los deseos colmados del "gran narrador" y el "pirómano obsesivo, llamado creador visual". Se unen ambas vertientes en la vorágine imparable imaginada por Akira Kurosawa para ofrecer uno de los espectáculos más grandiosos que ha dado esto del cine; un cuento terrible sobre la codicia, la justicia, la venganza, la valentía y la cobardía, la insensatez y la cordura; cada fragmento del alma humana queda condensado en una historia tan densa como sencilla, tan magnética que sus más de tres horas se hacen cortas y dejan al privilegiado espectador con ganas de más.
Asistimos, pues, a la decadencia de los antes orgullosos samuráis, sin trabajo ni perspectivas, hacinados en torno al juego, el alcohol y las disputas constantes; un grupo de ellos es reunido por un raro y virtuoso líder para un aparentemente absurdo proyecto: luchar contra un ejército de saqueadores que devasta periódicamente una miserable aldea. El beneficio no pasará del mero sustento y saben que se juegan la vida; y he aquí el hallazgo filosófico del film, cómo la decadencia sin salida da paso a una especie de redención terrible, quizá sin otro propósito que el de la sangre por la sangre, un buen acto de justicia sin espera de recompensa. Por el camino, los samuráis reflexionarán acerca del sentido de las armas, el porqué de los conflictos, el honor como tabla de salvación, la camaradería y su valor a medida que la muerte se acerca. Toda una lección de cine narrativo que además anticipa muchas claves de lo que luego iría progresivamente tomando forma, estéticamente hablando, como lo que hoy conocemos con un apelativo tan reduccionista como "cine de acción". Porque LOS SIETE SAMURÁIS es una película condenadamente ágil y entretenida, pero contiene algunas reflexiones que trascienden al mero tópico y lo elevan interactivamente.
Y mañana nos vamos al Oeste...
Sayonara...

Samurai storm

martes, 13 de abril de 2010

Sin término medio... ¿para qué?

La pesadilla más insoportable de un cinéfilo es la de enfrentarse, cada vez que visita la cartelera o ingresa en su dvdstore más cercano, a un anodino panorama peliculero; y entendamos que me refiero a esa interminable hilera de films que hablan una y otra vez sobre las mismas cosas. Parece que esto no ha de importarle a la mayoría de la gente, que sigue confiando neuronas y dinero al blockbuster que ni siquiera es capaz de entretener, sino de hipnotizar, bloquear el intelecto.
Sin duda que David Cronenberg es uno de los pocos directores que, desde hace ya varias décadas, se niega al encasillamiento, prefiriendo la polémica a la placidez de planteamientos de muchos de sus contemporáneos. Son muchos los títulos que avisan de esto mismo, pero uno de los más explosivamente contestatarios e inclasificables fue CRASH, la tremebunda adaptación que el director canadiense hizo de una de las obras más controvertidas de J.G. Ballard, lo que no es poco por sí mismo.
Hablar aquí de sus intrincadas intenciones narrativas, intentarlo siquiera, además de pedante es vano, pues no me parece tan interesante descifrar el laberinto de metal, accidentes de coche, mutilaciones, nihilismo, sexo misántropo, etc..., como dar una idea aproximada de sus intenciones morales, de su aceptación, saludable por otra parte, como artefacto más despertador que provocador. A Cronenberg (y supongo que también a Ballard) le interesa mostrar lo que nadie quiere ver, o mejor, lo que nadie se imagina que pueda ser mostrado, o mejor aún, lo que nadie imagina que alguien pueda atreverse a poner en imágenes. Y haciendo(se) un favor respecto la altura literaria requerida en este caso, Cronenberg provoca mediante la ampliación tanto del tono erótico como del violento, pero siempre respondiendo al fin más importante, a la reflexión, algo taciturna, sobre la decadencia moral del último ser humano, junto al cuál nos ha tocado vivir un cambio de siglo tan convulso como poco estimulante.
Quizá en esta poética de la desidia, surcada por cicatrices que son aceptadas casi con ternura, Cronenberg sacude nuestras infantilistas motivaciones y, a modo de big-bang controlado, extrae una especie de hermosura de la creación que nace de la asunción de ciertos roles estéticos, pero sobre todo éticos.
Saludos chocantes.

The ties that bind us

lunes, 12 de abril de 2010

Demasiado serio para bromear

Casi al principio de este blog hablé, coincidiendo prácticamente con su estreno, de la puesta al día, cinematográficamente hablando, del mito bukowskiano; un mito un poco cansino a estas alturas, la verdad, sobre todo porque ahí siguen estando sus libros, que es lo importante. FACTOTUM ha sido un muy buen arreglo a algunos desaguisados anteriores, construyendo una buena historia y encajando al personaje, al mito, sin estridencias ni aspavientos, al menos no más de los que ya le pertenecían. Unos veinte años antes, el irregular Barbet Schroeder intentó el más difícil todavía: le puso cara al gran borracho con el incipiente y desastrado Mickey Rourke, lo adornó con una Faye Dunaway que termina por robarle, desafortunadamente, el protagonismo al antes mencionado y, por si fuera poco, le dijo al mismísimo Bukowski, reconocido detractor del séptimo arte y sus tejemanejes, que le escribiese el guión. El resultado fue BARFLY, un acongojado, ceñido, controlado y a veces desconocido paseo por lo que pretende pasar por un (otro) capítulo del aspirante a escritor que se pasa la vida en bares (aquí el Golden Horn y sus habitantes pasan a ser el verdadero protagonista), peleándose con el camarero nocturno y charlando tranquilamente con el diurno. Efectivamente, sabemos que no hay mucho más, y que por eso la adaptación al mundo de este escritor tiende más a la parodia manoseada que a la brutal ternura de sus mejores páginas; así, lo único que consigue llamar la atención es el chascarrillo aislado, el sketch, mientras que el desarrollo del guión da unos bandazos tremendos, hasta llegar a la tardía y sonrojante parte en la que Chinaski se encuentra finalmente con una especie de editora de veinticinco años, superpija y que por supuesto se acuesta con él pese a su deplorable aspecto físico; con cosas como ésa no es de extrañar que Bukowski jamás quisiera reconocer esta película como un verdadero trabajo suyo y plasmase dicho descontento en su recomendable novela de no-ficción "Hollywood", donde se despachó a gusto con todo quisque y no dejó títere con cabeza. En fin, se ve con curiosidad pero no hace justicia a una personalidad tan interesante y a la que aún le falta el gran film bukowskiano.
¡Camarero!... ¡Una ronda de saludos; invito yo!

Falling over

sábado, 10 de abril de 2010

Cuando todo el monte es orégano

El problema de tener éxito de crítica es la esquizofrenia traducida en buscar a toda costa el reconocimiento del gran público; digámoslo claramente: el que ve cine, probablemente el que más va al cine, pero no entiende un pimiento de cine ni tampoco tiene entre sus pretensiones avanzar en sus conocimientos. El último ejemplo que he podido comprobar, sin tentar demasiado a la suerte, con un piloso y zigzagueante ademán de desdén, ha sido el desbarre de Judd Apatow (ese hombre permanentemente pegado a un cronómetro) en su enésima encarnación como multiinstrumentista (guionista, productor y, si me apuran, hasta director en la sombra). El artefacto se llama PINEAPPLE EXPRESS, y ya desde su terrorífica traslación hispana del título (SUPERFUMADOS!!!), la cosa se ve claramente que no va a tener demasiados remilgos a la hora de indagar en nuestros bolsillos. Sin embargo, el director, el que aparece en los créditos, es David Gordon Green, aquel lampiño y fresco jovenzuelo que sorprendió a propios y extraños con dos atípicas cintas de sensible corte (SNOW ANGELS y ALL THE REAL GIRLS). Así que uno, sin saber muy bien qué va a encontrarse, se encuentra (hablamos siempre de la primera parte) con unos diálogos ágiles, bien hilados, sin estridencias; una trama moderadamente delirante y que cuenta cosas, cosas que te puedes creer o no, pero que va conformando un estado de ánimo entre dos improbables colegas, interpretados por el inefable Seth Rogen y James Franco. Ambos, bajo los efectos de la droga que da nombre al film, se ven envueltos en un lío que incluye mafiosos de medio pelo, camellos con katinkas, matones de otro planeta y coches multiusos; en cuanto Gordon Green se encuentra de bruces con el guión de Apatow y debe imprimir acción, la cosa se le va de las manos y el sensible retrato de colegueo friki se convierte por la cara en una especie de cruce entre ¡JO, QUÉ NOCHE!, un Tarantino de guasa y las persecuciones de el Gordo y el Flaco... Un desbarajuste que termina en uno de los finales más mal rodados que he visto últimamente. Una pena, porque creo que Apatow le ha chafado la película a Gordon Green, una película que iba en una interesantísima dirección, pero ya dije antes que los pobres hartos de pan son inaguantables.
... pasa el saludo...

The tracks of my tears

viernes, 9 de abril de 2010

Páginas blasfemas



A lo largo de lo que conocemos como literatura de terror moderna (entiéndanse los casos de Stephen king, Clive Barker o Neil Gaiman), no han sido pocas las ocasiones en las que el autor, intentando el "giro definitivo", ha ejercido de maestro hechicero y, mezclando realidad y ficción, atmósfera y percepción, ha querido acercar hasta nuestros días la opaca filosofía que impulsó la obra de los grandes maestros (Lovecraft, Poe, Shelley).
A mediados de los noventa, el inefable John Carpenter filmó una extraña e irregular película que se mantiene hasta hoy como uno de sus títulos más apreciados y singulares. IN THE MOUTH OF MADNESS tiene tantos aciertos como errores, tantos magníficos planteamientos como paupérrimas resoluciones. La delirante y retorcida historia de un escritor de éxito, Sutter Cane, claramente a la manera de los anteriormente mencionados, que desaparece sin dejar rastro y con la última novela de su multiexitosa serie, que da título al film, pendiente de publicarse. El editor contrata a un detective (Sam Neill en uno de sus mejores papeles) para buscar a Cane y traerlo de vuelta ante la desbandada que se ha formado por dicho suceso, con miles de fans desbocados por todas partes. Eran otros tiempos y aún se leía; ahora, en plena generación YouTube, es impensable pensar que haya gente que se vuelva majara por culpa de un libro... en fin. El asunto es que Neill inicia un desquiciante viaje en busca del dichoso escritor y es entonces cuando Carpenter tira de recursos visuales y ofrece un ejercicio puro de terror visceral y sin muchos remilgos. IN THE MOUTH OF MADNESS tiene como principal problema el no encontrar un tono general (la primera y la segunda parte parecen dos films distintos), lo que desorienta en algunos tramos y desvía la atención. Lo bueno es el oficio de su director, capaz de remontar lo que parece un desaguisado sin salida aparente, y que lo remata en un final acojonante y muy original, puede que lo mejor de esta historia que fluctúa entre imaginación y realidad sin decidirse nunca por un solo lugar. Es menos engreída y mucho más entretenida que la mayoría de subproductos similares de hoy en día, además de aterrorizar casi sin sustos, más por extrañeza que por acumulación.
Saludos embocados.

Science of fear

miércoles, 7 de abril de 2010

Fantasmeo cañí

Terror, efectos digitales, actores de teleserie, desarrollo de teleserie, efectos de power point, resoluciones de teleserie, autobombo de chaqueta de pana, gafas de pasta de Afflelou, subvención menestral al canto, diálogos de teleserie, guión de teleserie pero editado y expuesto en su librería más cercana (la FNAC, vamos), inicio sonrojante, final de espanto, música intrascendente... Cine español de fantasmas, hecho por y para fantasmas; cine fantasma, sin sentido aparente ni razón de ser, a no ser que algún productor que fue al mismo colegio que José Fra(u)de defienda el "todo vale si se hizo antes en USA".
Elio Quiroga se llama el muchacho, NO-DO la cosa en cuestión, la niña de arriba no sé... debe ser un ente terrorífico de la noche de los domingos (Íker Jiménez dixit). Éste es el cine con el que Ángeles González Sinde quiere que vayamos a las multisalas y levantemos las nóminas de unos directores cansinos y unos actores chafarderos y de registro insoportable. Nos tragamos la estafa, pagamos por ello, nos olvidamos inmediatamente, entramos luego en el Burger King, miramos escaparates... seguimos la secuencia lógica del consumidor medio y su cadena de consumo rápido y luego nos hacemos creer a nosotros mismos que todo debe ser entretenimiento pagado igual de rápido. Y me permito una reflexión algo idiota: las películas valen el doble de caras y se ven en pantallas la mitad de grande; el patrón no deja de ser inquietante... ¿para cuándo un film sobre ello?
Salunodos.

Hella good

martes, 6 de abril de 2010

Lo inasible (frentes abiertos)

Los franceses poseen esa extrañísima cualidad, la dialéctica, mediante la que pueden convertir lo menos interesante en un objeto digno de estudio. Mientras otros se esfuerzan por explicar lo que está ante las narices de cualquiera, ellos se lanzan a dragar las imágenes que han de servirles para cualquier idea, por remota que esta sea.
Hace poco vi un film de los que han pasado desapercibidos por nuestro país. CE QUE MES YEUX ONT VU es un film ciertamente extraño, sin embargo su extrañeza nunca es deliberada ni formal; no se trata de ningún experimento visual ni de otro desgarrador poema existencialista, sino de un tipo de cine que yo enlazaría sin problemas con la terrible plaga comenzada con THE DA VINCI CODE, pero de un talante aún más excéntrico. Sylvie Testud (llamada a ser la nueva gran esperanza del cine comercial francés) es una improbable estudiante de historia del arte que cree haber encontrado algun tipo de patrón escondido en una serie de pinturas de Jean-Antoine Watteau... pero esto no importa, o al menos importa lo mismo que la peripecia vital de la propia estudiante; Laurent de Bartillat (desconocido director para mí) es capaz de algunas imágenes de extraña belleza mientras la aspirante a historiadora espía a un mimo desde la ventana de su trabajo en una copistería, el problema es que seguidamente enlaza esto con una insípida historia de amor entre ambos y lo sazona con la entrada en escena de un profesor que no permitirá que el "misterio Watteau" salga a la luz. Es decir, que en menos de noventa minutos podemos obtener un bizarro refrito de Ron Howard, Nobuhiro Suwa, José Luis Guerin y hasta algo de Hitchcock (muy sui generis, eso sí), lo que termina por confundir y aturdir en exceso y estropear lamentablemente una idea inicial que se antoja infinitamente más interesante que las conspiranoias del inefable Dan Brown.
No se pierden nada si no la ven, de hecho esto es lo más probable dada su calamitosa distribución, pero puede ser un perfecto punto de partida para indagar en la imprescindible obra de un "exquisito desconocido" como esWatteau.
Saludos en pentimento.

I'll fall with your knife

domingo, 4 de abril de 2010

Los desvaídos intentos del rotulador por ser pluma

En España (Cataluña, si quieren), el extenso y variopinto cine de Ventura Pons supone un interesante interludio entre la imposibilidad de copiar el modelo europeo y el deseo, a menudo frustrado, de salir del anquilosado panorama estatal. Más reseñable por lo que quiere ser que por lo que al final es, sus retratos de supuesta transgresión generacional acaban por impregnarse excesivamente, preocupantemente, de la deliberada sujección a la que el cineasta catalán somete las situaciones que previamente ha desatado de cualquier corrección o empeño formal. Esta insólita inconcreción le ha pasado factura no pocas veces, tanto en el reconocimiento del público como a la hora de enfrentarse a la crítica; y un buen ejemplo fue su film de 2008 FORASTEROS, agridulce retrato familiar y generacional alrededor de un arraigado inmueble barcelonés, motivo suficiente para Pons (y quizá sólo para él) para desplegar personajes y situaciones que se engranan por pura acumulación, curiosamente casi sin llegar a tocarse. Por el piso y su raigambre se pasean los típicos clichés de su reconocible filmografía; desde la madre postrada que viendo cercana la muerte se muestra despóticamente insoportable, el padre pusilánime, incapaz de hacer algo por sí mismo, el hijo incomprendido que descubre su homosexualidad reprimida o la hija que sólo puede rebelarse desde la pataleta adolescente. Y como es un retrato generacional, todo esto es trasladado sin ningún respeto por la sutileza temporal hasta nuestros días, donde se añaden los inefables inmigrantes árabes, vecinos contiguos que tocan música donde cuarenta años antes cantaban sonrojante flamenco los andaluces recién llegados y cuya "sensibilidad" (porque así debe ser) embelesan intelectualmente a la progenitora y carnalmente a la díscola hija. Un compendio demasiado grueso, remarcado, sobado y engrasado (de clara grasa animal), como para disfrutar sus buenas intenciones, que son muchas, o ser indulgentes con un cineasta de tan amplio como irregular recorrido, un Ventura Pons al que curiosamente no le suele costar excesivo esfuerzo ser subvencionado, incluso para algo como lo que hoy nos ha ocupado.
Saludos migratorios.

Urgent

sábado, 3 de abril de 2010

Perjurio

Mala película... de las que suelen poner en Canal + para que no te muevas de casa y sigas consumiendo basura... de las que, peligrosamente, le toma el pelo al más pintado y le deja claro que es un desgraciado sin planes para el fin de semana...
HIDE AND SEEK, de un tal John Polson, al que auguro una larga carrera... en los informativos de CNN+... Con un Robert de Niro en plan miserable, "Take the money and run" debía haberse titulado de no haberlo hecho ya Woody Allen... Con una niña que... ¡que la aguante su padre!... Con Famke Janssen poniendo a tono al "hombre sin plan", pero con su cara de "Julia Roberts holandesa" de toda la vida, de todos los films... qué tristeza... qué chungo cuando sale esa madre en la bañera al principio, rodeada de velas y de sales de baño en su pedazo apartamento de Park Avenue... que se suicida pero no se sabe por qué, porque ¿qué más quiere la jodía?... Y luego el deNiro que coge a la niña y se va al campo, por la cara, porque puede, yo no puedo... Señores directores de Hollywood, dejen ya de poner pijos con cara de estreñido, que hay gente con más problemas, que no llegan a final de mes.
Ah, bueno, sí, el argumento... Que en la casa dice que hay un espíritu, pero que no, que el deNiro se ha vuelto majara y le dice al director: "Mira, si no se te ocurre nada, para ir abreviando, macuerdo yo de mi gran papel del cabo del miedo... te lo hago por el mismo dinero, que soy profesional". Así que esta gran boñiga de vaca, que tardé seis horas en ver en DVD, por fin se acaba, y el que empieza a tener impulsos suicidas es el menda...
... No la vean, nunca...
Saludos y eso...

In memory of

viernes, 2 de abril de 2010

El pegote

Hace ya algunos días, no sabría calibrar cuántos, vi DRAG ME TO HELL, lo último de Sam Raimi. Me comí una bolsa entera de patatas fritas... ¿?
Sí, con Raimi también estamos en lo de siempre... ¿Qué aporta esto a nuestras vidas? A la cuenta bancaria de Raimi ya sabemos que sí le aporta algo, pero ¿qué diferencia esta película de otra que sale directamente en DVD? ¿que tiene mejores efectos especiales?
A ver, títulos como éste, que te dejan los oídos hechos polvo con una serie de estridencias sopetoneras que hay gente que dice que es música; que carece de movimientos de cámara porque cada imagen es tratada y re-tratada digitalmente, hasta que dudamos de nuestra propia percepción; que su único giro argumental esté tan sobado como: "el malo jode al bueno ¿se salvará el bueno?"; que también hay gente que dice que tiene gracia, pero no la tiene; que sus personajes son el colmo del arquetipo de tan planos o que tienen la desfachatez de autoproclamarse "gamberras" o "desprejuiciadas", cuando encierran una serie de logos, mantras y pop-ups hirientemente conservadores (y explicaré esto: LOS FANTASMAS ATACAN AL JEFE es el extracto suave-dickensiano que intenta advertir de lo vendido que está todo el mundo en Hollywood; aquí, Raimi ni se lo plantea, porque el tipo al que Alison Lohman le disputa el puesto no es más que un patán sin peso en la trama... ¿he dicho trama?); como decía, títulos como éste los hay a miríadas; con carátulas diferentes, actrices diferentes, monstruitos diferentes, sustos diferentes, ruidos igual de altos... Pero hay algo que me molesta más y que hace que me sienta estafado: Demasiada gente se ha creído que Sam Raimi es un director con talento, y eso le ha dado una especie de cheque en blanco con el que, de vez en cuando, mete cosas como ésta, que es lo que pasa por haber recaudado tanta pasta con SPIDERMAN, que es aún peor; porque sus mejores películas, las que sólo han visto unos cuantos, las hizo siempre con cuatro duros.
Saludos arrastrados.

Children of the night

jueves, 1 de abril de 2010

El drama carcelario: usos y costumbres

El otro día vi UN PROPHÈTE, la mastodóntica película con la que Francia entraba este año a concurso en los oscar. Primera conclusión: me alegro aún más de que haya ganado Campanella. El film de Jacques Audiard es un denso (creo que "denso" es la palabra adecuada) retrato humano; denso y tozudo, sin preguntarse casi nada, y eso es algo que se agradece algunas veces, aquí no. Segunda conclusión: Lo que puedas contar en setenta y cinco minutos no lo alargues hasta ciento cincuenta.
Audiard consigue un gran tono en la primera mitad y termina por enredarlo todo y creerse el rey del mambo; y lo que vuela alto con la terrorífica entrada en prisión de Malik, que nos creemos de pies juntillas, sin maniqueos efectos de guión, cae en picado cuando Malik (eso sí, tremendo trabajo de Tahar Rahim), es ya lo único que vemos (y diferenciamos) entre un montón de personajes insustanciales, que van apareciendo por doquier pero sin que sepamos muy bien cuál es su cometido. Tercera conclusión: sólo Bergman puede hacer películas sin sentido del humor que funcionen.
UN PROPHÈTE es un film extraño, absorbente, arriesgado y lunar, que se mueve con su propio ritmo y que exige un plus de atención al espectador para no perder de vista el tono inmisericorde con el que Malik descubre que la cárcel es la selva (matar o morir) y la servidumbre callada, paciente y abnegada, a caballo entre los que le manipulan y los que le odian por aceptar la manipulación, aunque sea la única forma de seguir vivo en un medio hostil. No dudo que Audiard haya vaciado sus mejores intenciones en esta película, que suponga un punto y aparte en su ecléctica carrera y que dentro de unos años se vuelva a reivindicar como un cruce bastardo y necesario entre América y Europa, un trasvase de emociones que, sin embargo, suele funcionar mejor a nivel literario que fílmico. Cuarta y última conclusión: si el Atleti sigue en UEFA... ¡¿CUÁNDO COÑO VAMOS A JUGAR LA FINAL DE LA COPA?!... Perdón...
Saludos aprofetados.

Charlotte Anne

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!