jueves, 30 de junio de 2011

Una pesadilla en directo



El caso de Herk Harvey es único en el cine norteamericano, yo lo compararía con el de Jesús Franco en nuestro país... Con una importante salvedad: mientras el madrileño lleva alrededor de 200 películas rodadas en más de cincuenta años, el de Colorado sólo nos dejó una película, convertida, sin embargo en una joya de culto de las que ya no se hacen aunque se quiera. CARNIVAL OF SOULS emparenta a ambos nombres por su disposición al riesgo y su constante inventiva, descuidando aspectos técnicos en pos de una inmediatez que, en este caso, oculta un minucioso trabajo artesanal de elaboración. Harvey imaginó una escalofriante historia en la que una joven, en la mejor escena del film, sufre un accidente de coche del que sale milagrosamente viva; a partir de ahí, su semblante se irá tornando más melancólico y cohibido, por lo que buscará acomodo, en un extraño y súbito impulso, en otra ciudad para tocar el órgano en una iglesia. Allí, además de las impertinencias de su insistente compañero de pensión, no hay mucho que hacer; pero una especie de circo abandonado la atraerá magnéticamente, pues algo la hace creer que allí hallará la respuesta a las dantescas visiones que la llevan atormentando desde que sufrió el fatídico accidente.
Harvey realiza un trabajo técnico encomiable, absolutamente adelantado a su tiempo y con algunas escenas que ponen los vellos de punta no sólo por su carácter terrorífico, sino por el atrevimiento mostrado para incluso olvidarse de la objetividad del plano filmado y enfrentar a la aterrorizada protagonista cara a cara con la cámara (y así al espectador). CARNIVAL OF SOULS es un pulcro cuento sobrenatural que adelanta descaradamente las claves del género de fantasmas, con el inefable giro final y los juegos de cámara y sonoros habituales hoy día, pero insólitos antes de la década de los sesenta. Vista hoy, no sólo maravilla su contundencia narrativa y los pocos remilgos de su director (que se reservó un papel fundamental, el del "extraño" visitante) para llevar a toda velocidad (menos de 80 minutos), y sin omitir ningún detalle, al asombrado espectador hacia un final tan sorprendente como romántico, lo que convierte a esta producción de casi inexistente presupuesto en uno de esos grandes clásicos cuya gran virtud fue adelantarse varias décadas a todo el mundo.
Saludos en carrusel.

Carnival

miércoles, 29 de junio de 2011

Pasando de modas



Sólo a un cineasta como Aki Kaurismäki se le podía ocurrir (y luego permitírsele, visto el resultado) desdoblar una obra tan universal, como es Hamlet, salir airoso y además reinventar el mito con dos armas que siempre le han funcionado en su personalísimo cine: un humor descarnado y una intemporalidad que, admirablemente, le han conferido a HAMLET LIIKEMAAILMASSA (HAMLET VA DE NEGOCIOS) una actualidad inusitada. Primero porque sus casi inamovibles códigos estéticos, que en su caso se funden con los éticos, han servido de inspiración y guía a una legión cada vez más numerosa de "imitadores", que han usado sus preceptos creadores para organizar su propia obra; entre los que podríamos destacar un gusto obsesivo por la puesta en escena, una mirada hacia sus personajes repleta de compasión y comprensión, y una narrativa que no por pausada puede considerarse lenta, sino minuciosa. Con un regusto irónico verdaderamente encomiable, Kaurismäki traslada al atormentado príncipe danés al Helsinki de 1987, donde se ha convertido, tras la inesperada muerte de su padre, en el mayor accionista de una importante empresa. En este caso, y sin disimular todas las maquinaciones y ardides empleados por el personal de la empresa, al director finlandés le interesa sobre todo mostrar la progresiva pérdida de contacto de este moderno Hamlet con la realidad que le cerca cada vez más y que busca su propia destrucción únicamente por obtener el control de la empresa. Será seducido, vejado, ultrajado y hasta atacado físicamente, incluso empujado al suicidio, lo que le convertirá en un neurótico al que todo lo "importante" se la trae al fresco, mientras maquina un plan maestro mediante el que no sólo sobrevivirá a su diabólico entorno, sino que podrá ir eliminando a sus conspiradores. Filmada en el Blanco y Negro que tan bien le ha salido siempre a Timo Salminen, HAMLET VA DE NEGOCIOS es uno de sus films más dinámicos y divertidos (se trata de mi sentido del humor, no lo olviden), además de que se ve hoy día, en plena crisis económica (y sobre todo de valores), con una vigencia asombrosa. Véanla este verano con la luz apagada, mientras las olas hacen su trabajo ahí fuera...
Saludos no negociables.

Odio

martes, 28 de junio de 2011

En lo profundo de la selva



El tailandés Apichatpong Weerasethakul se alzó el año pasado con la Palma de Oro del festival de Cannes, algo que los cinéfilos celebramos ampliamente por lo que de aperturista tuvo dicha decisión; no, sin embargo, geográficamente (que es lo que podría parecer en principio), sino en el plano puramente narrativo, el gran y verdadero descubrimiento que ha supuesto la irrupción de este joven director en el panorama del cine de amplias miras y compromiso con su tiempo. UNCLE BOONMEE... ha sido una pequeña gran conmoción, la constatación de que se puede seguir labrando un camino hacia terrenos inexplorados; pero hoy hablaré un poco del film que puso sobre aviso a la crítica internacional sobre el que hoy día es uno de los creadores audiovisuales más importantes a nivel mundial.
TROPICAL MALADY ponía ya de manifiesto la complejidad formal de su cine, contrastando con una claridad expositiva simplemente deslumbrante y capaz de mantener la atención del espectador, siempre a la expectativa de nuevas sorpresas, las cuales abundan a lo largo de las convulsas dos horas de esta inolvidable experiencia fílmica. Aparentemente escindida en dos partes (aunque yo me inclino más por el concepto de muñecas rusas), en TROPICAL MALADY la mano maestra del narrador nos introduce desde un banal amorío homosexual entre el soldado Keng y el campesino Tong, su inocente periplo por la ciudad, hasta su llegada al apartado pueblo natal de Tong, donde una vieja (su abuela, suponemos) les recetará ensalmos para mantener viva la llama del amor y la felicidad, al tiempo que les advierte de que una bestia sobrenatural ronda por las noches y mata a las vacas. En un último giro narrativo, nos vemos inmersos de repente en la inquietante y fascinante historia de un soldado que se ha adentrado en el bosque para encontrar y matar a la bestia, aunque lo que encontrará superará su imaginación.
Necesitaría un despiece mucho más amplio y minucioso del que suelo realizar en este blog para explicar (intentarlo al menos) los múltiples recovecos de este impresionante film, que da una idea de la imparable inventiva de su creador si convenimos en que está algún punto por debajo de UNCLE BOONMEE..., a la que aludiremos antes de lo que piensan.
Saludos tropicales.

Tropical loveland

domingo, 26 de junio de 2011

Rincón del freak #29: Coja una cámara y dele al play



Eso fue lo que debió pensar este tipo cuando, con subvenciones de la Comunidad de Aragón (no olviden), se fue a pasar una vacaciones a La Habana con un grupo de amigos y, ya que estaba, y para justificar gastos, dijo aclarándose una garganta aguardentosa: "Oye, vamos a hacer una película; que conozco al Perugorría y yo escribo guiones en mis ratos libres. Un thriller metafísico a lo Tarantino, pero que va a quedar muy chulo porque todo lo que pasa en Cuba es muy chulo porque sí". Y yo resumo que fue diciéndole a los cuatro chalaos que estaban por allí que se movieran y que hablaran, y lo demás saldría solo; y que ahora tocaba coger una pistola y que había que correr por una calle. Encima el chaval sale; sí, sale por allí en plan "Soy el Español guay, con gafas de sol y acento aragonés. Las mulatas me adoran, pero yo vengo a... a... Bueno, no sé, pero soy el director y tengo que salir en la peli". Es una mierda, sí, de esas cosas que sólo me trago yo porque no me gustan los instrumentos de flagelación; pero lo peor de todo ni siquiera es la película (ojo, la estoy llamando película), sino la parrafada que este chavalote se marca en... ¡La página web!... Sí, amigos, hasta web propia tiene esta cosa; y la habré visitado yo y la abuelica del muchacho... qué le vamos a hacer. Lo único bueno es que de distribución está canina, así que será complicado que se la crucen en su camino. Yo ya acabo diciéndoles que es una de las cosas más infectas que he visto jamás... Ah, y se llama HABANECE...
Saludos muy muy chungos.

Aurora en Pekín

sábado, 25 de junio de 2011

Momentos de dispersión



Siguiendo la tradición comenzada este invierno, sigamos con Rohmer y su CONTE D'ÉTÉ, a mi juicio el mejor y más logrado de los cuentos de las cuatro estaciones del director francés. Aquí, Rohmer hunde sus juguetonas manos en todo lo que de superficial y tontorrón tienen los amoríos veraniegos (incluso sus habituales tomas de contacto literarias suenan menos ampulosas), para ofrecernos las benditas vicisitudes de un joven llamado Gaspard (Melvil Poupaud en una de sus primeras apariciones importantes) que llega, solo, a una idílica playita de la Bretaña francesa; allí, tras rasguear un poco su guitarra y aburrirse soberanamente en mitad del bullicio, será abordado casi bruscamente por una chica, Margot, que es camarera en el bar donde va a comer (deliciosa, salpicante y encantadora Amanda Langler), con la que efectúa largos paseos repletos de dimes y diretes acerca de cualquier cosa, pero sin nada más. Un día, nuestro héroe ha de encontrarse, también de sopetón, con otra chica, Soléne, que le dedicó un par de miradas en una discoteca; ésta es de un carácter salvaje y poco reservado, y embarca (literalmente) al "pobre chaval" hacia sus más intensas y oscuras intenciones... pero tampoco nada de nada, que la muchacha será lo que ustedes quieran pero tiene sus principios. A todo esto, Gaspard, zarandeado más que seducido, casi ha olvidado a Lena, que es su chica de verdad (o eso le ha contado a Margot en un paseo) y que había quedado con él allí mismo, solo que casi dos semanas atrás. Así, Gaspard pasa (y he aquí la magia del guión de Rohmer) de unas aburridas vacaciones en soledad a tener que dividirse entre tres chicas totalmente diferentes entre sí y que le reclaman de formas muy distintas. El as en la manga, durante toda la película, lo intuimos, es Margot, la camarera aspirante a etnóloga; es la que glosa a la perfección las intenciones naturales de cualquier mujer respecto a un hombre que la atrae sin remedio. Ingenuamente, pese a que ella piense que, aunque sin maldad, mantiene la situación perfectamente controlada, da interminables vueltas en círculo, sopesando, atisbando, calibrando precisamente algo que no tiene forma ni peso ni color ni definición intelectual: el amor. La peripecia de Gaspard es aparentemente ligera, sin mucha reverberación más allá de su efímera circunstancia, pero todo ha de quedar reducido a la nada precisamente cuando Margot, que ha jugado a ser lo que no se puede ser (una amiga sin derecho a roce), descubre que es la única que de verdad está enamorada hasta las cachas del ingenuo Gaspard... justo cuando éste, en un giro benefactor del destino, logra huir de la fatídica playa y zafarse así de sus dos "mujeres-lapa". Un cobarde, sí, y un tipo con suerte, pero no demasiada, porque finalmente, en una bellísima escena, deja atrás, sin saberlo, a su único amor, puede que algo más que un simple amor de verano.
Si quieren pasar un par de horas de gozo cinéfilo, véanla, es cine de auténtica calidad.
Saludos a 40º.

The summer

viernes, 24 de junio de 2011

Te querré siempre, a pesar de todo, por encima de todo...





He dicho ya muchas veces que el cine de Wong Kar Wai, pese a reconocerle su cuota de calidad, que la tiene, no me convence, no me llena, no logra traspasarme con su supuesta emoción y sus pasiones irreprimibles. Sin embargo, todos los directores, los de cierto recorrido se entiende, tienen ese momento de inspiración en el que se olvidan por un momento de sí mismos, de su propia marca autoral, y deciden contar una historia inteligible. Es el caso de HAPPY TOGETHER, que a casi quince años de su realización sigo viendo a años luz del resto de las películas del director hongkonés. Y es que HAPPY TOGETHER lo apuesta todo a una carta: el amor. Se cuenta aquí una historia de amor de las que te dejan con las patas colgando; amor entre dos hombres, condenados a perseguirse, dañarse, engañarse mutuamente, sacrificarse por "el otro", sin el cuál, empero, apenas pueden sobrevivir. Los personajes de Wong Kar Wai son como peces fuera del agua cuando se separan, cosa que ocurre constantemente; en sus múltiples reencuentros se aman como fieras, se escupen las cuatro verdades y buscan desesperadamente algún nuevo motivo para volver a separarse. Leslie Cheung y Tony Leung soportan con su maravilloso trabajo todo el peso de una película siempre al borde del desastre y que, milagrosamente, casi como sus protagonistas, logra salir a flote tras cada intento de suicidio. Viajamos desde Hong Kong hasta Argentina, donde esta peculiar pareja busca su rebautizo en las turbulentas aguas fronterizas de las cataratas de Iguazú, donde jamás irán juntos y que se convertirá, a partir de una fascinante imagen con la voz de Caetano Veloso de fondo, en el inalcanzable símbolo de su amor imposible. Sí, todo es muy poético y muy romántico, pero también hay grandes dosis de mala leche y un malsano masoquismo recorre cada fotograma; y todo con el que creo que es el más inspirado trabajo en la fotografía de Christopher Doyle, que alterna los tonos monocromáticos con repentinas explosiones de color. HAPPY TOGETHER  no es una película para ver si te ha dejado tu pareja, aunque puede resultar extrañamente subyugante si eres un soltero empedernido y te van las emociones a flor de piel; aquí hay cine de muchos kilates, un cine que va de frente, sin artificios. Y es que cuando algo nos gusta mucho, en El Indéfilo lo decimos alto y claro, sépanlo.
Saludos arrejuntaos...

Susie Au

jueves, 23 de junio de 2011

El coronel tiene quien le escriba



RIO GRANDE. Obra maestra de John Ford ¿quieren que les añada algo más? ¿realmente lo necesitan? Se me ocurren un par de cosas, por ejemplo las tonterías que uno va leyendo por ahí, supongo que porque lo de ir contra las historias de fuerte calado patriótico ahora mismo viste mucho y le da al chaval que lo escribe una especie de aura de tipo duro. No sé, no lo entiendo; EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD es un prodigio del séptimo arte (soy un pesado, lo sé), pero su trasfondo ideológico es repugnante ¿Y qué? El cine, ante todo, hay que verlo, empaparse de él; y, dejándonos de monsergas, para saber si una película es un tostón o una maravilla, usted la ve, y si ha disfrutado como un enano es que es buena, así de simple. Y es que RIO GRANDE, aun asumiendo que en otras manos habría sido un panfletazo vomitivo, es la mar de entretenida, además de contener algunos de los momentos más bellamente intimistas de Ford, apoyado en dos interpretaciones colosales, la de un John Wayne que se debate entre sus obligaciones castrenses como Coronel al mando de un regimiento de caballería y la dificultad de mantener ocultos sus sentimientos respecto a su joven hijo, dispuesto a demostrarle a su padre que puede llegar a ser mejor soldado que él. Pero fundamentalmente, RIO GRANDE es un despliegue de talento de Maureen O'Hara, como una desesperada madre que tratará de convencer al hierático Coronel York de que no declare apto a su hijo y sacarle de una zona en la que los conflictos con los indios han llegado a cotas insostenibles. La maestría de Ford es, ante todo, manejar con soltura y naturalidad toda la parafernalia del regimiento, con sus excelentes secundarios (aquí estaban Ben Johnson y un tremendo Victor McLaglen), cada uno con su pequeña historia personal, y los irrepetibles momentos en los que Wayne y O'Hara (¡qué pareja, por dios!) pasan de las discusiones familiares a los interminables retos que invariablemente han de dar de bruces con la estricta reglamentación militar. Sí, claro, aquí los indios son los malos y los soldados son los buenos; y si estos biempensantes posmodernos dejaran de lado su ingente cantidad de complejos, podrían disfrutar de una maravillosa película que, al fin y al cabo, cuenta lo mismo de siempre pero con una calidad inmensa ¿O qué carajo esperan ustedes de Hollywood? ¿Marxismo...? Anda ya...
Saludos muy muy grandes.

River of death

miércoles, 22 de junio de 2011

Vida más allá de Haneke



Lo siento, no se me ha ocurrido un título mejor para esta reseña; aunque puede que la cosa sea tal que así. Al menos, STRUGGLE, sin perder las constantes estéticas del director austríaco, intenta desmarcarse de ese cine reforzando sus reivindicaciones. El resultado es satisfactorio a medias, funciona siempre que nos enteramos de lo que está ocurriendo, que es casi siempre, pero su forzada escisión narrativa descoloca un poco y, peor aún, remata con un final tan convencional como sonrojante.
STRUGGLE es la silenciosa historia de una madre polaca que, desesperada por su situación económica y la subsistencia de su hija, decide irse a Austria, donde ejercerá los más diversos "trabajos" (entrecomillo esto porque normalmente yo lo denomino "explotación", y allá cada uno con su conciencia). Estaremos con ella recogiendo fresas, limpiando un matadero, la piscina de un ricachón... cualquier cosa que vaya saliendo sobre la marcha; Austria, tierra de las oportunidades, con el pequeño "pero" de que, al no tener papeles, puede venir la policía, meterte en la cárcel, quitarte a tu hija... En el otro extremo de la cuerda está la historia de un agente inmobiliario con casa propia, BMW en el garaje y un buen sueldo... pero sin vida; aburrido de todo, acude a ver a su madre al geriátrico y ocasionalmente consume porno extremo para hacer más llevadera su apacible pero monótona vida. La conjunción de dos vidas tan alejadas entre sí constituye el mayor reto de esta cinta desoladora, amarga, fría hasta el desdén; un tipo de cine que prescinde voluntariamente de cualquier floritura narrativa para que los hechos aparezcan ante el espectador con la mayor desnudez posible. En una desagradable ironía, el espectador quiere saber más, dónde desembocará la cruda peripecia de la madre polaca y qué diablos significa ese intrascendente oficinista, que come siempre lo mismo y se deja atar por extraños a los que paga por ello... STRUGGLE es cine del siglo XXI, intenta poner en orden algunas de las claves para entender qué significan las fronteras en una supuesta Unión Europea, en la que siguen ganando los mismos de siempre; desgraciadamente, su final (lo más flojo de la película) nos devuelve exactamente al punto de partida y no mucho más avisados de lo que pudiésemos estarlo al principio. Recomendable, en cualquier caso; y así nos olvidamos un poquito de Haneke...
Saludos esforzados.

End of the world

martes, 21 de junio de 2011

El cine como lugar



Un lujo. De ninguna otra manera se podría denominar a este documento que caerá, irremediablemente, en el olvido, mientras el baboso consumismo sigue echando tierra sobre la tumba de lo que un día se llamó cine.
¿Qué, si no, es recuperar en poco más de hora y media la esencia de lo que un revolucionario como Pasolini soñó poder hacer mediante el cine, y cómo se estrelló (una vez más) contra un sistema que lo repudió básicamente por ignorancia? ¿Y qué me dicen de aunar los agudísimos pensamientos de Tonino Guerra, punteados con las desmitificadoras anécdotas de rodaje desveladas como si tal cosa por Ninetto Davoli, o los chascarrillos de un amigo de juventud del propio Pasolini, que habla por ejemplo de la pasión que éste profesaba al fútbol? Mucho misterio ha habido sobre las circunstancias de la terrible muerte del cineasta de Bolonia ¿qué mejor que quitar hierro al asunto acercándonos a las personas que más lo conocieron? Todo esto es UN LUGAR EN EL CINE, un documental que se revela fundamental para entender algunas pautas que han llevado al séptimo arte de ser arma de inconformistas a acolcharse en lo que actualmente es. Pero aún ha de depararnos Alberto Morais, su joven director, dos diamantes más; las evocadoras palabras de Theo Angelopoulos, mientras viaja desde Atenas hasta la fatídica playa de Ostia, y que abarcan desde los tiempos míticos de la Antigua Grecia hasta la funcionalidad del hombre moderno y las sociedades que ha creado. Mientras, Víctor Erice desgrana con paciencia qué claves ha tenido el cine como elemento de resistencia, subversión y libertad; sin un gramo de nostalgia, Erice habla claro, sin omitir nada de lo que su amplísima experiencia le ha dotado. Sus reflexiones, sus ataques verbales (furibundos sin perder la calma), fundamentalmente contra las instituciones, se apoyan en el espíritu de Pasolini, al que usa como ejemplo capital de qué debe ser un cineasta comprometido.
UN LUGAR EN EL CINE será entendido dentro de unos años, cuando ninguno de sus "protagonistas" esté aquí ya para advertirnos sobre el conformismo y la barricada intelectual, entelequias posibles, ya ni siquiera enfrentadas, de nuestro convulso tiempo.
Saludos cinéfilos.

Cinema show

lunes, 20 de junio de 2011

En los límites de la realidad también todo es real



Con una originalidad y una seguridad en sí mismo, en su proyecto, pasmosas, inauguraba el cineasta chileno Raúl Ruiz la pasada década. Incomprensiblemente, COMÉDIE DE L'INNOCENCE es un (otro) excelente film que ha quedado arrinconado en una oscura esquina, sólo reivindicado (al igual que la filmografía del propio Ruiz) por cinéfilos verdaderamente apasionados de este cine, que sin ir más lejos, en perfecta sincronía, ha inaugurado la presente década con el que puede ser considerado sin rubor su mejor film (del director y de lo poco que llevamos de década), MISTERIOS DE LISBOA.
Pero centrémonos en esta extraña historia de fantasmas hiperrealista ¿puede ser eso? Casi bordeando un hipnótico juego filosófico, adentrándose en los terrenos de la moral, y coronando cada conquista con un saludable sentido del humor, nos es propuesto un dilema irritante y nada convencional: un niño niega a su madre, la llama de usted y le dice que quiere ir con su verdadera madre; lo que empieza como un juego, una postura de rebeldía pre-adolescente quizá, se convierte en un inquietante misterio cuando un día el niño desaparece. La madre, manteniendo el control a duras penas, logra dar con el niño, que se encuentra en casa de otra mujer; todo parece un malentendido... ¿o quizá es un caso de manipulación? Sin embargo, inteligentemente, Ruiz introduce poco a poco el elemento "X" ¿y si fuera verdad? ¿y si estuviésemos ante un caso de transmigración de identidad? Exquisitamente dirigida e interpretada (a destacar los dos papeles femeninos, en manos de Isabelle Huppert y Jeanne Balibar), COMÉDIE DE L'INNOCENCE es un disfrute para los sentidos, uno de esos films en los que percibes desde el primer fotograma que puede ocurrir cualquier cosa, y que jamás va a tomarle el pelo al espectador; un cuento fantástico sin efectos especiales, pero con intenciones claras y una historia sólida que contar. Muy recomendable en todo caso.
Saludos inocentes.

The none of one

domingo, 19 de junio de 2011

Rincón del freak #28: Freaks que son freaks, interpretando a freaks para otros freaks



¿Cuál es la razón de la existencia de algo como GENTLEMEN BRONCOS? Sólo si la han visto sabrán de qué les hablo. Jared Hess no realiza una frikada más, ni siquiera busca un retorcido juego visual que rompa en plan kamikaze con la estética actual e imperante. No, nada de eso; Hess abandona cualquier lugar común que pueda pertenecer al mundo del cine, el cine de esta época, se entiende, precisamente para ofrecer una brutal cucharada de lugares no ya comunes, sino pertenecientes al imaginario sentimental más íntimo. Todo es cutre, todo es barato, todo está un nivel por encima de lo simplemente disparatado y todo alude a lo que siempre nos ha dado vergüenza, lo que hemos ido enterrando a lo largo de una juventud con mil y una transformaciones, hasta convertirnos en lo que somos actualmente, que no quiere decir que sea nuestra versión definitiva, pero que intenta estar lo más alejado posible de aquellas conductas poco decorosas de "entonces". Hay una historia, sí, pero no importa, da igual; da igual porque no sé qué importancia pueden tener hoy día las desventuras de un adolescente inadaptado que se pirra por las novelas de ciencia-ficción serie triple Z, con portada pintada a mano y cuyo máximo exponente es un tal Chevalier, un estrafalario trasunto de escritor con pinta de haber sido extrapolado directamente de 1971. La excusa, en este caso, es que el chaval escribió una historia (con el extraño título del film) y la envió a su adorado ídolo, que en realidad no escribe una sola línea desde hace años. Rechazada la historia, nuestro protagonista pierde la esperanza de convertirse en escritor, hasta que ve cómo Chevalier obtiene "un éxito masivo" con la novela que le había mandado. Nada nuevo bajo el sol, sólo el inacabable freak show de gafas de carey y chalequitos pelotilleros y los delirantes pasajes recreados directamente de la novela, donde un irreconocible Sam Rockwell (véase foto) surca los cielos de un planeta ignoto a lomos de ciervos que lanzan cohetes, en lucha constante contra los gigantes cíclopes del espacio... Entre ustedes y yo, si para arrancar una mísera sonrisa ha de existir una constante sensación de estupor, francamente, a mí me parece que algo falla; y, sí, casi todo es fallido en esta película (o lo que sea) flojita, flojita, flojita...
Saludos desde Zorak 7-B9...

Zingor

sábado, 18 de junio de 2011

Matar al padre; renacer como otro



Nunca he sido un fanático de Wim Wenders, su cine, escarpado, repleto de meandros que considero en su mayoría impostados, me agota por su espesa morosidad y sus puertas hacia ninguna parte. Y de vez en cuando, supongo que cuando al director alemán le da la real gana, se destapa con una genialidad que probablemente ningún otro director tuviese la capacidad de realizar, al menos en la imprevisible dirección tomada por Wenders. Aparecieron aquí las que a mi juicio son sus dos obras cumbre, PARIS TEXAS y LIGHTNING OVER WATER, tan diferentes entre sí; a las que sumo hoy un tercer elemento, discordante también si se quiere, como fue aquella demencial adaptación de las aventuras de Tom Ripley, el amoral antihéroe creado por Patricia Highsmith. Me cuesta pensar en DER AMERIKANISCHE FREUND como una adaptación al uso, porque creo que Wenders únicamente coge el armazón, los motivos y excusas, y vuelve a crear, hace suyo a Ripley, aquí un excelente Dennis Hopper, y lo convierte en una especie de figura mítica (ex libris) que trasciende al mero chantajista y ocasional asesino. Y pese a que el tour de force interpretativo, mano a mano con un enorme Bruno Ganz, ocupa la casi totalidad del film, todo parece cuidadosamente planeado para llegar a su inesperado final, que es cine en estado puro. Wenders se aleja lo suficiente del universo asfixiante y mordaz de Highsmith y se acerca más a los frescos intimistas de Ionesco o la piedad forzada de Gide. Suya, finalmente, DER AMERIKANISCHE FREUND otorga asimismo a Wenders un status creativo que le empieza a destacar como uno de los nombres a seguir en el panorama cinéfilo europeo.
Saludos amistosos.

American dream

viernes, 17 de junio de 2011

En misa y repicando



Principales aciertos de una película tan singular como DRACULA: PAGES FROM A VIRGIN'S DIARY: Su irreductible afán por crear imágenes nuevas (novedosas) basándose paradójicamente en un icono como el Conde Drácula, que ha sido versionado de todas las formas y desde todos los ángulos posibles. El impacto que producen sus primeras imágenes y algunos momentos puntuales. No supeditar jamás el acto fílmico a la puesta en escena, deliberadamente teatral para adecuarse al ballet, que actúa como conductor estético sin entorpecer la marcha del film. La maravillosa música de Mahler.
Principales errores de una película tan innecesaria como DRACULA: PAGES FROM A VIRGIN'S DIARY: Que nos sepamos la historia de memoria y aun así resulte enrevesada. Su poco afortunado uso del B/N, con algunos momentos en los que apenas se ve lo que está ocurriendo. Los caprichos; demasiado evidentes, como la elección de un bailarín de rasgos orientales para el papel de Drácula o algunas coreografías, que se quedan a mitad de camino del clásico y el contemporáneo.
Demasiados tiras y aflojas, muy pocas concesiones al espectador menos avisado; de acuerdo, el film de Guy Maddin se instala por derecho propio en un lugar más cercano a la experimentación que a la fusión de géneros, pero en este caso me parece que debía haber optado por un guión original. Esto no son más que conclusiones mías después de que una película de 75 minutos se me eternizara hasta el extremo de perder la noción del tiempo, pero no por el disfrute sino por no ver el ansiado final. No todo el cine de vanguardia logra el propósito mínimo de salvaguardar unos parámetros de calidad, y mal haríamos en conceder los mismos sin un respeto por nosotros, que al fin y al cabo somos espectadores de un espectáculo audiovisual.
Puede que, dentro de su militancia minoritaria, este extraño artilugio tenga su público; de hecho, la propuesta no deja de ser estimulante a priori, pero, una vez visto de qué estaba hecho el percal, a mí me ha supuesto un tostonazo de cuidado...
Saludos mordidos.

Nobody's diary

martes, 14 de junio de 2011

El dolor



Se hacía necesaria una película como ELISA K, una película dura, valiente, arriesgada en fondo y en forma, que no elude la búsqueda de nuevos métodos de lenguaje narrativo ni la claridad del mensaje, que no tiene miedo de sus propios errores, de sus defectos; una película que se pone al servicio de la historia que quiere contar y ofrece, en poco más de una hora, un denso y oscurísimo descenso a los infiernos cotidianos, que normalmente suelen quedar enterrados menos para la persona que sufre ese infierno. En este caso, el infierno consta de dos partes. La primera es en blanco y negro y está contada en tercera persona, cuando Elisa es una niña de apenas 10 años y un día como otro cualquiera va a visitar junto a sus hermanos a su padre, que vive en Barcelona y está separado de su madre, con la que conviven los niños en una casa de las afueras. Se trata (al menos así se cuenta, con metronómica frialdad) de una especie de rito periódico; el padre llama a un amigo, que también tiene una niña, van todos al parque del Tibidabo, se montan en las atracciones, van a un restaurante a comer, toman café, los dos amigos se toman unas copas y luego los niños vuelven en tren a la casa materna. Ese día, Elisa, de un poco menos de 11 años, es violada por el amigo del padre, pero nadie va a enterarse. La dificultad de conjugar ese momento crucial, imprescindible para entender qué nos quiere hacer ver ELISA K sin que veamos absolutamente nada, es lo que dota de una entidad poderosa a este aparentemente pequeño film basado en un pequeño libro de la escritora Lolita Bosch. Hay una ruptura, un lapsus como un océano, y Elisa es ya una mujer de 24 años que se ha ido al extranjero a terminar la carrera, donde comparte un piso con una amiga. Este segmento, en color, nos muestra a Elisa recordando, tomando conciencia de lo que ocurrió 14 años atrás, su rostro nos lo muestra, sus movimientos son imprecisos, rompe a llorar; tendrá una terrible crisis nerviosa de corte casi esquizofrénico. Es como si toda una corte de terroríficos fantasmas se hubiese presentado ante ella de repente, sin avisar. En estos dos bloques tan diferentes entre sí, la colaboración entre los dos directores se hace imprescindible; la película cabalga por un sendero peligroso casi todo el tiempo, bordea el dogmatismo, la demagogia, el panfleto militante, pero no hay nada de eso; con habilidad inusual en nuestro cine, Cadena y Colell han realizado un estremecedor retrato íntimo del dolor que queda agarrado como un parásito, hasta que un día le da por soltarse, y entonces...
Si tienen oportunidad de verla háganlo.
Saludos imposibles de olvidar.

Don't look down

lunes, 13 de junio de 2011

Nada volverá a ser como antes



Si lo veo no lo creo. Si me dicen antes de ver I LOVE YOU PHILLIP MORRIS que me iba a encontrar ante una de las mejores comedias (en el más amplio sentido de la palabra "mejor") de los últimos tiempos, hubiese salido despavorido y me hubiese quedado toda la noche viendo pelis de los hermanos Marx, por si acaso... Los debutantes G. Ficarra y J. Requa, firmantes también del delirante y ultraingenioso guión, se sacan de la manga una historia conmovedora e hilarante, a partes iguales, de donde precisamente nadie esperaría que se pudiera sacar. Ésta es la historia de Steven Russell, un Jim Carrey que parece ir cogiéndole gustillo a lo de actuar bien, que primero descubrió por las duras que era adoptado, así que decidió ser muy muy bueno, y se convirtió en un empalagoso agente de policía, felizmente casado y de costumbres católicas cercanas a las descritas por el propio Ned Flanders... Sin embargo algo falla: Steven es gay. Así que decide dejar a su esposa, su puesto de trabajo y pasear junto a su guapo novio y sus dos chihuahuas por el malecón. El ideal de la felicidad para Russell es vivir a todo trapo, así que para mantener su nuevo status recurrirá a una serie de artimañas ilegales que le costará ingresar en prisión y de las que ya no se separará. En la cárcel conoce a Phillip Morris, un apocado y solitario hombre (sensacional actuación de Ewan McGregor) del que se enamorará perdidamente. A partir de ahí, una correcta comedia con la excusa gay de por medio se transforma en una exuberante macedonia de géneros, registros y recursos como hacía tiempo que no veía en el cine americano. Es curioso cómo la homosexualidad deja de ser una etiqueta añadida sin que deba esconderse o disfrazarse; al contrario, funciona porque fluye con normalidad en el disparatado engranaje de la película, que contiene momentos antológicos, como las inacabables y originalísimas fugas de Russell o la declaración de amor del final, donde uno se ve aguantando una lagrimilla ante Carrey y McGregor, ver para creer. En el debe está lo ilógico de la mayoría de situaciones representadas y planteadas, como esas improbables cárceles de extraño aspecto idílico, la manera en que Russell gana un caso en un juicio haciéndose pasar por abogado o cómo logra llegar a director financiero de una multinacional sin tener estudios universitarios... Vamos, la repanocha. Pero I LOVE YOU PHILLIP MORRIS te mantiene enganchado en su frenética hora y media y te hace volver a tener fe en un género, la comedia, aunque sea con tintes tan negros como ésta.
Saludos enamorados.

Be with me

domingo, 12 de junio de 2011

Alumnos y maestros #7: "Dar sera, pulir sera"


Hombre, yo creo que no podía terminar este serial sin un símbolo que haya perdurado en nuestra memoria colectiva de una manera realmente poderosa; lo llamamos bombazo comercial, y suele tener poca trascendencia en cuanto a la cosa esa del arte, pero le da gustillo al personal y entretiene en épocas tan calurosas como la que ahora comienza. El fotograma de arriba no lo pondría Crowley jamás de los jamases en su concurso, es un instante tan sobado de la historia del cine que me juego un dedo a que lo conoce hasta nuestro abuelo el del pueblo. Sí, evidentemente se trata del mítico combate final de THE KARATE KID, donde más que la técnica de la grulla o la cara de Milikito de Ralph Macchio, lo que molaba de verdad era ver al joven Larusso estafado literalmente por el genial señor Miyagi; le pintaba la valla, le pulía el coche y hasta le espantaba las moscas con unos palillos... Brutal. El señor Miyagi era un antiguo combatiente japonés con morriña por su tierra y por su esposa con afición por los bonsáis y que además sabía Kárate, esa cosa que antes de los setenta no le interesaba a nadie y que en los ochenta ya hizo un daño irreparable a nuestro concepto de estética. No hay más que echar un vistazo a los malos de la peli, "Los Cobras" me parece que se llamaban, que iban todo el día con kimonos y cintas en la cabeza y lesionando incluso a los de su escuela bajo la atenta mirada de su adiestrador, que parecía un marine salido de RAMBO... También descubrimos a la tiernecita Elisabeth Shue antes de meterse a meretriz en Las Vegas; por no hablar de la técnica sanadora "Reflex frota-frota", que consistía en calentarse las manos hasta la temperatura de un carbón incandescente y colocarlo sobre el miembro lesionado... (supongo que Mourinho tomaría nota de esto). Convertida en mito de nuestra atormentada adolescencia, porque a nosotros también nos tocaban los cojones los macarras, THE KARATE KID arrasó en taquilla y luego en los videoclubs y dvdstores; actualmente la gente prefiere al capullo de Will Smith pero Daniel Larusso siempre tendrá un lugar en nuestros corazoncitos... Snifffff...
Sayonara...

Kung Fu

sábado, 11 de junio de 2011

Alumnos y maestros #6



Penúltimo capítulo del serial, y seguro que muy del gusto de muchos indéfilos, o así lo hacen notar frecuentemente... no se escondan ahora; además, no sé si significativo o no, es el segundo film de Eastwood que aparece por aquí. Cierto es que tito Clint ha abundado en el tema de la transmisión de conocimientos a lo largo y ancho de su vasta filmografía, aunque nunca tan "contundentemente" como lo hizo en HEARTBREAK RIDGE, desafortunadamente rebautizada aquí como "El sargento de hierro". En otras manos, estamos seguros de que el sargento Highway no habría pasado de una mera anécdota; ni la trama ni los secundarios acompañaban mucho en este extraño elogio del cuerpo de Marines, trufado de palabrotas, músculos, empujones y mucha mala hostia. Sin embargo, Eastwood hace suyo el personaje y construye un icono, un coloso alcohólico y desafiante que abre el film con la que es quizá su mejor escena, en una reducida cárcel, y sigue con el encargo, ya considerablemente devaluado por sus constantes escándalos, de coger a un grupo de holgazanes desharrapados y convertirlos en verdaderos luchadores del cuerpo de élite. Así a vuelapluma, la verdad es que la película ha perdido gran parte del encanto que tuvo en su momento, y la mayoría de sus "golpes de efecto" apenas nos conmueven; además, el final, con esa improbable y cogida por los pelos liberación de rehenes en la por entonces conflictiva isla de Granada (puede que una imposición de la Warner), resulta raquítica comparada con las maravillosas imágenes rodadas en su fundamental díptico sobre Iwo-Jima. Título menor, sin duda, con mucha más mitología alrededor de la que merece; una de esas películas que jamás debes ver con tu esposa (peor aún si es novia) o un amigo gay... ustedes me entienden... yo me entiendo...
Y mañana, la conclusión. No se la pierdan.
Saludos más firmes que la picha de un marine... ejem...

Heartbreaker

viernes, 10 de junio de 2011

Alumnos y maestros #5



Lo primero que es CARRETERAS SECUNDARIAS es una excelente novela de Ignacio Martínez de Pisón ¿quién mejor que él mismo para adaptarla a la pantalla grande? Después, nos encontramos con "un cierto tempo" (entrecomillado por tratarse de cine español, lo siento); una cadencia, suave al principio mosqueante más tarde y áspera como papel de lija al final, que es lo mejor del film. Están los actores, sobrecogedor Antonio Resines, haciendo de esperpéntico bufón al que todo le sale mal y al que no le queda otra cosa que el infinito amor que siente hacia su hijo, un Fernando Ramallo apuntando a lo que luego no ha sido. Además de unas estupendas Maribel Verdú y Miriam Díaz Aroca como los dos contrapuestos amores de este curioso desterrado que viaja en un lujoso "tiburón" de aquellos años setenta, que trapichea con casi cualquier cosa y mantiene un incesante ritmo itinerante. El periplo, por la costa primero y por el interior después, servirá para un extraño caso de aprendizaje mutuo; primero el hijo, harto de los trapicheos de su padre, descubre que posee la libertad para moverse y que ese supuesto don para hacer negocios le servirá, cuando lleguen a una base americana, para saber de primera mano qué es eso del amor. Más tarde, golpeado duramente cuando es detenido, el padre descubre cuán desguarnecido ha dejado a su hijo, que será "absorbido" por la poderosa y cerrada familia paterna, lo que abrirá el último y mejor segmento del film, en el que padre e hijo se encuentran en la pobreza, pero verdaderamente se encuentran, al fin libres de secretos y con un duro pero menos incierto futuro por delante, aunque aún habrá de ocurrir un último e inesperado suceso, que da cuenta, entre otras cosas, de la enorme calidad literaria de Martínez de Pisón. Un film sobre aprendizajes recíprocos que yace semiolvidado bajo toneladas de basura subvencionada, ya que a este país le interesa el consumo rápido, a cualquier coste, pero que sea ligerito... Véanla, no se arrepentirán.
Saludos secundarios.

Llévame a caballito

jueves, 9 de junio de 2011

Una lección de humanidad



Uno tiende al equívoco con una película como DES HOMMES ET DES DIEUX (¡Una película sobre unos tozudos monjes cistercienses que se niegan a abandonar su monasterio en el Atlas norteafricano aunque un grupoorganizado de terroristas se está cargando a todo bicho viviente...! ¡Ufffff!). Sí, es una buena sinopsis para describir una mala película; sin embargo, DES HOMMES ET DES DIEUX es una película magistral, y por muchos otros motivos. Lo es por su cadencia, inteligente, sincera, sin buscar en ningún momento el efectismo implícito en una historia que es, en otras manos, carne de telefilm. Los monjes viven en armonía con los habitantes del poblado, al principio del film todos asisten con diligencia a la fiesta de la circuncisión de un chaval, y comparten los cantos del Corán con respeto. Mantienen un pequeño consultorio médico que la mayoría de veces sirve como improvisada casa de caridad... En fin, lo complicado es darle el giro necesario a todo esto para no caer en un ternurismo desbocado. Así, en la noche de Navidad, y pese a los insistentes ruegos del consulado para que los monjes abandonen el lugar, se producirá un encuentro revelador e inesperado. Un grupo de terroristas irrumpe por la fuerza en busca de medicinas, la sorprendente reacción del hermano Christian será lo que marque a partir de ahí el film, que mostrará a los monjes más convencidos de quedarse y repentinamente convertidos en un incordio para el ejército del Estado. Con dos o tres escenas absolutamente vibrantes, como el extraño vuelo del helicóptero sobre el monasterio mientras los monjes cantan el Lux aeterna, o una "última cena" sin palabras pero con vino y "El lago de los cisnes", que suena más estremecedor que nunca, Beauvois realiza un trabajo absolutamente impecable en cuanto a producción y montaje; mención aparte debe tener la imponente fotografía de Caroline Champetier y unos actores inmensos, colosales; especialmente el trío formado por Lambert Wilson, Michael Lonsdale y Olivier Rabourdin. De lo mejor en materia de interpretación que he visto desde hace algún tiempo en el cine europeo. No hace falta que se lo recalque: imprescindible.
Saludos meditados.

Monk chant

miércoles, 8 de junio de 2011

Los arrinconados



Se asoma por primera vez a estas páginas indéfilas el cine de Bruno Dumont, algo lógico teniendo en cuenta que ni un solo film suyo se ha estrenado en salas comerciales españolas. Todo el mundo, sin embargo, habla de Dumont (en Cahiers, sobre todo), poseedor de una mirada propia, que podrá gustar más o menos, incomodar o hasta repugnar, pero que intenta por todos los medios ser "la mirada de Bruno Dumont", y no la copia de la copia de la copia... LA VIE DE JESUS fue su ópera prima, la que le puso en el disparadero en 1997 tras obtener una Mención Especial en Cannes; un descuadrado retrato de una pequeña ciudad al Norte de Francia, y en particular de Freddy, que vive con su madre que regenta un bar, que tiene epilepsia, que no tiene trabajo ni ganas de tenerlo y que distribuye su extenso tiempo libre entre las impetuosas salidas en motocicleta con sus colegas, los encuentros sexuales con su novia y una descacharrante banda de música local. No se equivoquen, esto no es BIENVENIDOS AL NORTE; Dumont es implacable, certero, impúdico. Éste es un relato sobre cómo la violencia nace incluso del tedio, de cómo el racismo es algo natural e implícito en cada uno de nosotros aunque jamás lo admitiremos; LA VIE DE JESUS no quiere contar una historia en sí, sino mostrar un momento, un lugar, unos personajes y que sea el espectador quien juzgue, que se incomode con lo que ve, que "aprenda" a hacer una crítica fundamentada en la experiencia audiovisual. Y tampoco se equivoquen con otra cosa, Dumont no se echa la cámara al hombro y nos revienta con otro "baile de San Vito" visual; su director de fotografía es un tal Philippe van Leeuw, y sus preciosos (y precisos) encuadres nos remiten antes al Scope que a las pequeñas producciones independientes; además, Dumont se muestra como un enamorado del travelling, tan en desuso hoy día, y de los grandes movimientos de cámara. Cine imprescindible, evolutivo, con pocos límites y un poderoso discurso que a mí personalmente me ha recordado al Pasolini más hechizante. Muy recomendable en cualquier caso.
Saludos vivos.

Friends are evil

martes, 7 de junio de 2011

La luna de día



Un chaval con cara de no dormir bien llama a urgencias, su madre yace inerte en el sofá tras una sobredosis; mientras los médicos intentan reanimarla, el chaval, sin cambiar el gesto (ya no lo cambiará en todo el film), pasea su mirada de la terrible escena a un concurso de preguntas y respuestas que estaba viendo como si tal cosa en la tele. Ya en casa de su abuela, sus tíos se gritan constantemente, se revuelcan por el sofá, se empujan y se desafían, mientras la matriarca los trata a todos con dulzura y comprensión. Casi de inmediato, aunque no hayamos leído la sinopsis, comprendemos que algo no va bien, una especie de disfuncionalidad crónica que va a dar con todo al traste, aunque en ANIMAL KINGDOM todos los personajes se esfuerzan por demostrar que lo tienen todo controlado. La "familia", en este caso, está compuesta por atracadores de bancos y traficantes de droga, y el debutante David Michôd consigue algo nada desdeñable, mantener cohesionado un relato que parece autodestruirse a cada instante. A fuerza de ser creíble, los títulos clásicos nos bombardean y es entonces cuando debemos elegir, porque esto no es UNO DE LOS NUESTROS ni RESERVOIR DOGS; aunque Michôd haga suyas la contundencia de Scorsese y la osadía de Tarantino sin salir mal parado, la verdad es que falta ese intangible, ese destello de talento que haga que sus rotundas imágenes perduren en nuestro imaginario. Con algunos fallos de casting, y el habitual problema de los personajes que desaparecen de la trama sin previo aviso, ANIMAL KINGDOM extrae sus mejores momentos del elemento sorpresa, como el inesperado trato que resulta de una policía corrupta que no deja de ser la misma que está intentando dar caza a esta letal y escurridiza familia de leones. La selva y sus peligros, un joven cachorro que aprenderá a golpes a qué tipo de familia pertenece, los indómitos leones que no están dispuestos a ser cazados por los acechantes cazadores... y la abuela, a la que no sé ubicar muy bien, casi como una esotérica figura diabólica de faz sonriente. No se arrepentirán si la ven, pero tengan un poco de paciencia con ella, es nueva en esta plaza.
Saludos salvajes.

When i was young

lunes, 6 de junio de 2011

El fracaso en ángulo muerto



Primero tengo la obligación de aclarar que debo posponer el monográfico "Alumnos y maestros" hasta el viernes, y completar así la secuencia lógica de una semana que me había marcado inicialmente; muchas veces he dejado claro que en este blog se escribe en directo, lo que añade "tensión dramática" y despoja de monotonía a esta experiencia que considero puramente interactiva, pero también conlleva el problema de no poder actualizar cuando se quiere, como ha sido el caso de este fin de semana, que he pasado relajando y engrasando.
Hecha la aclaración, hablaré hoy de la ópera prima de José María de Orbe, perteneciente a esa controvertida y heterogénea horda de diletantes, dispuestos desde hace ya un tiempo a subvertir, agitar o simplemente despertar al adormecido público español, aunque, curiosamente, una vez más ha sido fuera de nuestras fronteras donde se han dado cuenta de que otro cine ibérico (perdón por el término, no lo usaré más) es y será posible siempre y cuando se le permita respirar. LA LÍNEA RECTA es (me ciño a su enigmático título) el trayecto de una joven, Noelia, que trabaja por las noches en una gasolinera y de día reparte publicidad; Noelia vive en una habitación alquilada y no suele salir, pero cuando lo hace se limita a quedarse en una esquina, fumando y bebiendo. Hay muy poco más que de Orbe nos muestre, apenas un par de personajes que chocan contra el constante hieratismo de Noelia, que asimismo choca contra el hieratismo del día a día de la ciudad (¿hay algo más humillante que buzonear? ¿que no te abran un mísero portal?). Ahora es el turno de los grandes analistas, los humanistas por decreto; para mí sabelotodos de salón: intentar comparar algo como LA LÍNEA RECTA con, no sé... QUÉ VERDE ERA MI VALLE... o EL TERCER HOMBRE... es como comparar a Proust con Juan José Millás, el cuál, por cierto, tiene más aceptación que el primero entre los críticos de cine "serios" de este país. Si yo digo aquí que LA LÍNEA RECTA es una obra maestra del séptimo arte me lloverían palos y piedras, pero peor es que no podría perdonármelo, porque en realidad no me parece eso, sino una especie de ensayo ficcionado acerca del hartazgo y claudicación, no de una sola persona, sino de un montante de generaciones, que podría abarcar a todos los nacidos desde finales de los sesenta; esos "invisibles", sometidos cada día al imperio de "lo visible", del éxito y la limpia competencia por un lugar en el Olimpo que me da la impresión de que siempre ha estado vacío. Así, LA LÍNEA RECTA no es, ni mucho menos, un entretenimiento, ni siquiera conjuga algún tipo de experimento formal, como ocurre en el cine de Jaime Rosales (inevitable la comparación), la película de de Orbe, sin perder nunca cierta intencionalidad, molesta sobre todo porque devuelve el reflejo, un reflejo que curiosamente apenas aparece en unos medios de comunicación que sí realizan diaria e impunemente un vomitivo ejercicio de autismo que a veces recuerda a aquel nunca del todo desterrado No-Do.
LA LÍNEA RECTA les incomodará, les exasperará y les despertará las ganas de dejar una película a la mitad; aunque sólo sea por eso, véanla.
Saludos enfilados.

No summr4U

jueves, 2 de junio de 2011

Alumnos y maestros #4



En 1993, el actor Mel Gibson decidió dar un importante y decisivo giro a su carrera; con su importante bagaje, y teniendo en cuenta el agridulce encasillamiento al que por entonces ya estaba definitivamente sometido, se puso tras la cámara para rodar THE MAN WITHOUT A FACE, una bella y nada complaciente parábola sobre los prejuicios, los miedos y la camaradería, pero sobre todo sobre la siempre difícil iniciación en esto de la vida. Nick Stahl, que luego se ha revelado como el magnífico actor que es, debutaba con apenas trece años para dar vida al alelado y desubicado Charlie Norstadt, que vive con sus hermanas y su díscola madre una vida de eterna itinerancia; leyendo comics y con frecuentes "lagunas" de atención, Norstadt llegará a un pueblecito costero, donde habita en un siniestro caserón "cara de hamburguesa", una especie de esquivo ogro local que atemoriza a los niños, aunque realmente apenas salga de su casa. Esta especie de monstruo de Frankenstein es en realidad un ex-profesor que arrastra un pasado atormentado por culpa de un desgraciado accidente de tráfico en el que quedó desfigurado y murió un prometedor alumno suyo. Norstadt se sentirá atraído por el taciturno profesor y entablará una especie de amistad no exenta de gruñidos y reproches, todo para lograr que le prepare para su deseado ingreso en una academia militar, cosa que hará con unos métodos realmente particulares. El rechazo de su madre, más pendiente de reclutar un nuevo marido que de la educación de su hijo, en la que nadie confía, y una serie de malentendidos, con sospechas de abusos incluidas, darán un dramático giro a lo que no es más que un quid pro quo intelectual/emocional en el que el chaval no sólo ha encontrado un estímulo a sus estudios, sino al padre que nunca tuvo, mientras que el profesor retoma brevemente su pasión por la enseñanza al tiempo que "humaniza" su situación personal. Gibson, que se reservó con acierto el papel del profesor, no se complica la vida con absurdas referencias ético-intelectuales y va al grano con una historia que se despliega eficazmente tocando varios registros y que confirmaba a un sólido narrador de interiores, algo difícil de creer si atendemos al grueso de su carrera como actor. Si no la han visto, no pierdan la oportunidad de descubrir este cuento contemporáneo acerca de los muchos caminos, no siempre fáciles, hacia el aprendizaje.
Saludos por la cara.

Eyes without a face

miércoles, 1 de junio de 2011

Alumnos y maestros #3



Soy consciente de que el ejemplo de hoy puede parecer cogido por los pelos; a más de uno le rechinará que considere DONNIE BRASCO, un film de infiltrados, en esta "categoría" de alumnos y maestros. Es cierto, pero no lo es menos que todo el valor (que no es poco) del excelente film de Mike Newell se extrae de la retorcida y emocionante relación iniciada por el agente Joe Pistone (Johnny Depp en uno de sus mejores papeles) y el mafiosillo "Lefty" Ruggero (de nuevo Al Pacino en estado de gracia, sostenido por los ángeles). Más allá de las posibles coincidencias (que las hay) con títulos similares, insisto en que pocas veces se ha visto en estos films acerca de la mafia neoyorquina y sus entresijos ahondar tan decididamente en los sentimientos de unos personajes normalmente inaccesibles tras su muro de maldad aceptada. Lefty, eterno aspirante a nada, segundón obediente que asiste impasible a los odios entre los capos Sonny "rojo" y Sonny "negro" tras el asesinato del Gran Capo, "adopta" con los ojos cerrados a Donnie, un joyero que ha venido desde Florida con un montón de ideas y contactos, lo que le hará entrar rápidamente en el grupo. Pistone/Brasco se debatirá entre tres frentes constantemente; primero su deber como informante que no debe levantar sospechas, lo que destrozará su matrimonio de tan embebido que llegará a estar, mientras que acaparándolo todo como una inesperada sombra, algo no previsto, irá adquiriendo poco a poco una admiración y respeto por Lefty, que se revela como más que un amigo, casi como un padre. Lefty jamás dudará de Brasco, le enseñará todo lo que sabe, incluso cuando es evidente que el agente del FBI ha logrado engañar a todo el mundo, con graves consecuencias para su "padrino". Aquí es donde el juego psicológico se muestra más interesante, con Brasco definitivamente escindido de su propia familia, prefiriendo quedarse con Lefty en el hospital cuando su hijo sufre una sobredosis; incluso desafiando al sanguinario Sonny "negro", birlándole 300.000$ y dispuesto a dárselos a Lefty para su viejo sueño de tener un barco propio.
DONNIE BRASCO es valiente, descabellada, dinámica, poco pretenciosa, muy entretenida y encima tiene a Al Pacino en uno de esos personajes que no interpreta, sino que están definitivamente en su ADN. Muy recomendable en todo caso para entender la evolución de un género en constante renovación y reinvención.
Saludos infiltrados.

Trouble (Nº2)

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!