jueves, 9 de junio de 2016

Cuadrilátero



Esta semana pasada murió Muhammad Ali, Cassius Clay. Un mito. Un boxeador.
No soy amante del boxeo, pero me maravilla volver a ver TORO SALVAJE, y me entusiasma toda la mitología creada alrededor de la interminable saga de ROCKY. Películas sobre boxeo las hay, muchas, y muy buenas, pero se sabía desde el mismo momento de su concepción que no iba a ser sencillo afrontar la figura de Ali, un tipo contradictorio, indomable, quizá demasiado humano, o como dijo alguien, demasiado imbécil como para creer que podía perder... Está, por tanto, el hombre, el mito, la leyenda que fue un punto y aparte en los pesos pesados, que demostró que la ingravidez haría hincar la rodilla a los golpes de ariete; la técnica contra la potencia, en una forma de boxear que, dicen los entendidos, ya no ha vuelto a verse. Pero ALI es una película, y hubiese necesitado algo más de colaboración entre todos sus elementos; no es que Will Smith esté mal, y puede que sea su mejor interpretación, pero su carisma acaparador no encuentra acomodo en el teleobjetivo de Michael Mann, que a lo largo de su dilatada carrera parece haberse impuesto la complicada tarea de lidiar con los actores de mayor fama. Llevarlos a su terreno ya es otra cosa, y es el gran problema que le veo a este film pretendidamente "grande", "mayor", que parece saltar a trompicones de un lugar a otro cuándo para su exceso de verborrea, justificado en el caso del protagonista, pero finalmente cansino por acumulación. Y no digo que no fuese, o sea, un buen homenaje fílmico a uno de los deportistas más importantes de todos los tiempos, como tampoco puedo afirmar que Mann no sea valiente e intente mostrar sus rincones más oscuros, en especial los referidos a su supuesto antiamericanismo. No, es otra cosa lo que le falla, algo que se interpone entre su engranaje interno y la percepción final que nos llega y nos deja un poco fríos. En su favor diré que no concibo de qué forma podría mejorarse... Ah, sí. Sin las prótesis de Jon Voight...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!