lunes, 13 de junio de 2016

La timidez como coartada



Se han estrenado recientemente dos películas con el mismo título, THE BOY, y temática ligeramente similar. Sorprendentemente espero una buena y una mala, con mis habituales prejuicios, y encuentro que la que pensaba que era mala es mejor, y al revés. Ambas son películas de terror, aunque intentan por todos los medios saltarse las convenciones de dicho género, y sólo una, apenas, lo logra. No es ésta, sino la otra; ésta es la que se supone que iba a ser la buena, pero no es así, y sin embargo su curioso argumento, mientras mantiene el suspense, se ve bastante bien e incluso parece una de esas joyitas escondidas que sólo ven un grupito de privilegiados. El problema es que hay que ser muy torpe, o muy ineficaz, para cargárselo todo en un final precipitado y chusco. Hasta entonces, el director William Brent Bell, especializado en el género, nos cuenta la extraña historia de una chica norteamericana (la televisiva Lauren Cohan) que llega a Inglaterra para trabajar como niñera, aunque realmente huye de los maltratos sufridos a cargo de su expareja. En un mastodóntico caserón de la campiña británica, es recibida por una pareja de ancianos que van a presentarle al "niño" que va a cuidar, de nombre Brahms, y que no es un niño... sino un muñeco de inquietante apariencia. Hasta ahí estupendo todo, sin grandes estridencias y aumentando el clima enrarecido que envuelve esta historia de marcados tintes góticos; y podría haber sido un estupendo episodio corto para televisión de haber logrado su propósito de sugerir en vez de mostrar. A Bell le bastan quince estúpidos minutos finales para mandarlo todo a la mierda y convertir la imaginación en burdo exhibicionismo sanguinolento. Una lástima, porque precisamente no se encuentran buenos guiones con tanta facilidad.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Pero es que esto ya lo hemos visto muchas veces, no?. Hay tantos clichés en tantos niveles del guión.., hasta el epílogo es lo de siempre. Muy floja.

dvd dijo...

Sí, es serie B, estilizada, pero serie B. El inicio es sorprendente, pero luego es muy convencional.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!