sábado, 4 de junio de 2016

Los otros siempre son los malos



En 1953, a William Cameron Menzies, antiguo colaborador de Griffith, se le ocurrió dar un giro insólito al por entonces incipiente y supertaquillero género de extraterrestres y sus locas invasiones. Siempre se ha dicho que lo que Hollywood deseaba expresar en la amalgama de títulos en los que América (la del Norte, por supuesto) se ve en jaque por misteriosas fuerzas del espacio exterior no era más que un reflejo de la guerra fría, una especie de panfleto más o menos entretenido en el que los "otros" siempre terminaban vencidos por el orgullo y el tesón de los yanquis. Pero INVADERS FROM MARS siempre será otra cosa, y no por su gran calidad, que no la tiene, sino porque situaba la invasión extraterrestre en un plano menos solemne y dejaba abonado el terreno de la serie B definitivamente para que hubiese mayor experimentación en generaciones venideras, como así ha sido. Están aquí todas las constantes de este peculiar género, los platillos voladores, los marcianos con traje de felpa y cremallera, las pistolas desintegradoras y el inefable ejército, con sus tanques y demás. Sin embargo, llama la atención que en un metraje tan reducido (menos de 80 minutos) el guion prescinda de la pirotecnia y se limite a condimentar el suspense (que Don Siegel sublimaría unos años después) proveniente de una población a cuyos habitantes se les va anulando la voluntad tras ser engullidos por un misterioso agujero; es decir: la amenaza, pese a haber descendido del cielo, se encuentra oculta bajo tierra. Ahora, en plena era digital, películas como ésta sólo pueden ser disfrutadas por gente con verdadera imaginación... ¿o se llaman frikis? Yo me rindo ante un ser supremamente evolucionado que apenas es una cabeza, que no dice ni mú y cuyo invencible superpoder consiste en mirar hacia los lados constantemente... Hay que tener un par para poner eso en imágenes, señores...
Saludos.


No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!