sábado, 1 de octubre de 2016

El contagio



La idea primordial que subyacía en el "Nosferatu" ideado por Murnau, no era otra que la de un ser corrupto e inhumano contagiando enfermedades incurables, una especie de manifiesto oscuro de todos nuestros temores y debilidades, quizá un símbolo, o una advertencia. Lo que proponía Peter Strickland en su sorprendente debut tiene mucho de todo ello, tanto en la forma como en el fondo; primero por estar rodada y situada intencionalmente en Rumanía, pero también, o sobre todo, por la angustia desprendida por su personaje protagonista (una apabullante Hilda Péter), una mujer que es repudiada por todos a partir del descubrimiento de que su hijo es fruto de una violación que ella mantuvo oculta durante once años. A partir de ahí, como si realmente ya fuese una muerta viviente contagiada por un virus maligno o una maldición, escapa con el niño con la idea fija de encontrar al causante de su desgracia, y nadie podrá interponerse.
KATALIN VARGA es una película pequeña, concebida como una especie de shock, y que adelanta muchas de las constantes que luego hemos visto en el cine de Strickland, pero en mi opinión sigue siendo su mejor obra, la más contundente (apenas dura 80 minutos) y original, un desafiante órdago visual y conceptual que me recordó por momentos al primer Grandrieux y sus sombras en movimiento, pero también al cine telúrico y repleto de miradas de Béla Tarr, si es que podemos cobijar cada fotograma bajo un denominador común: Dostoievski siempre...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!