viernes, 14 de octubre de 2016

Lodos pertinaces. Mascotas ibéricas



No relinchéis, que del dispensario no os ha de faltar nada. Mal bicho el que así os depauperara el ánimo o refrenara el antebrazo en la trasera del Dyane, buques alborotados los adoquines con olor a vino de ajo, en tela rascona el afranjado guardés de la noche y el atchís. Recuperados, tras el cocido de mamá, bravucones como gatos a rayas, era peor la sensación a pan mojado, disoluto de la salsa comunal, y que los diálogos de Kanin sonaran más adultos que el cigótico gorgoreo en la imprenta vestida de lechería. El panfleto los Jueves, el Sábado para el cine y los Domingos a la vera de un río que, como decía el poeta, o el filósofo, ya no es lo que era ni para lavar los platos. Y volver a empezar la semana que viene, aceptando que hay un atajo a la tranquilidad, una oportunidad para ensayar el camuflaje. Curiosos los seres que abrazan el comunismo para soñar con George Cukor, quizá un puñado de mascotas paralíticas con un revoloteo firme alrededor del Gran Cazador, con la esperanza de que un día haya suficiente lluvia para convertir la tierra en lodo y atrape a la bestia mientras se relame soñolienta y fenece con el lema de su canción preferida acunándole los sentidos... ¡Que viva la clase media!...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!