jueves, 10 de noviembre de 2016

Postulados para la violación de la realidad #6



Antes, mucho antes de que Asghar Farhadi devolviera al cine iraní gran parte de su prestigio, Abbas Kiarostami expuso en GOZARESH (EL INFORME) muchos de los males y controversias de una sociedad que luchaba por definirse entre el aperturismo y la tradición. De ahí proviene la fuerza de este extraordinario film, escindido en dos partes bien diferenciadas aunque perfectamente complementarias. En la primera, mucho más verbal y descriptiva, se nos cuenta la caída en desgracia de un recaudador de impuestos que es fulminantemente despedido por aceptar una serie de sobornos; la corrupción no sólo como tema delictivo sino como tara moral, que en este caso va a poner a prueba la resistencia de este hombre y su familia. En la segunda parte, asistimos a la mudanza a un barrio más modesto, la precariedad de medios y los problemas derivados de la incapacidad para mantener un estatus social, lo que desembocará en una brutal precipitación de acontecimientos. Kiarostami filma con un naturalismo crudo y distante, y lejos de sus anteriores lecciones morales lleva a sus personajes hasta un paroxismo casi insoportable, de una fisicidad manchada y que deviene en tragedia. Una especie de redención por la vía del martirio y la pérdida, quizá para recordar, ya entonces, lo dolorosos que son los golpes desde lo más alto.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!