jueves, 12 de enero de 2017

Postulados para la violación de la realidad #14



Personalmente, me plantea un dilema mayor que en otras ocasiones el visionado de BAD MA RA KHAHAD BORD (EL VIENTO NOS LLEVARÁ), el film de Kiarostami que en 1999 ganó el Fipresci en Venecia, tan sólo para aumentar la diferencia entre los que la consideran una obra sublime y los que bostezan apenas ven su, por otra parte hermosísima, carátula. Sin tenerme en un grupo ni en otro, desmerecería la poca cavilación que le he prestado a la forma (insisto, arrebatadora), por sumirme cual enólogo disfrutado en el crucial punctum de su fortísima crítica social. Alentada por el verso de Farrokhzad al que alude en el título, se trata de una compleja osmosis referencial acerca de la inhumanidad de quienes se acercan al entorno rural tan sólo por cumplimentar un trabajo, incapaces de ver y sentir la maravilla de la baja intensidad de la naturaleza acogiendo al hombre que la habita y, por tanto, la respeta. Algo del más hosco Berlanga hay en el patetismo del ingeniero audiovisual (sobre todo en él) y su equipo, hartos de esperar a que se muera una anciana para poder concluir su trabajo, que no es otro que la filmación de un entierro tradicional. Kiarostami logra hallazgos visuales que desbordan lo preconcebido y que deberían figurar en uno de esos masters inútiles que las escuelas de cine presentan como un abigarrado anaquel de renuncias semánticas. Pero el director iraní no deja nada al azar, y su trasiego de caminos de pasto oceánico no es en absoluto contemplativo, sino que sirve como conductor incansable hacia una reflexión máxima: ¿Qué hacemos realmente en cada sitio en el que estamos?...
Rotunda película, a la que aún, ya digo, me resisto a aupar más alto de lo que creo que ya está, quizá porque a mí también me tapa algo el paisaje.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!