martes, 14 de febrero de 2017

Emoción sensible o sensiblería emocionante



Comenzamos aquí y ahora el recorrido por los títulos que han compuesto los premios Goya de este año, y lo haremos sin saña contra una ceremonia cada vez más ridícula... ¿He dicho sin saña?...
Y empecemos con la habitual película extranjera que todos los años hacemos pasar por española, lo que no tiene nada de malo si tuviésemos un cine reconocible, con sello, pero que desentona una barbaridad en cosas como ésta. UN MONSTRUO VIENE A VERME es, digámoslo ya, un blockbuster de calidad, con momentos brillantes (básicamente los de animación) y otros sonrojantes (no hay nada más sonrojante que una escena supuestamente emocionante que provoca risa). La emoción, la sensibilidad, en el cine de Juan Antonio Bayona están supeditadas al "elefante blanco" farberiano sin ningún tipo de modestia por su parte, incluyendo rígidas enseñanzas de todo el cine ochentero que conquistó las salas y los corazones de medio mundo; un cine que era consciente de sus propias imperfecciones y las ampliaba con ingenio y pasión. Bayona, en cambio, se conforma con el ruido de fondo, como si alguien pusiera a Bach a todo volumen mientras alguien intenta leer una poesía. La poesía nunca se sabrá si merecía la pena ser escuchada, pero se puede aducir que Bach siempre es Bach, aunque suene distorsionado. Sobre la historia tengo poco que añadir, excepto que tuve demasiados momentos en los que no sabía qué tipo de película estaba viendo exactamente, si un drama lacrimógeno, un cuento de terror gótico, una historia de iniciación adolescente u otro post-engendro superheroico. Y entre medias, tres (o cuatro, no me acuerdo) maravillosos insertos de animación en una acuarela bellísima, lo único que cobraba sentido en el montante, pero que (otra vez) parece que sólo sirve para regodearse delante de unos ojos supuestamente asombrados. No es el caso.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!