jueves, 2 de febrero de 2017

Postulados para la violación de la realidad #17



En 2003, Abbas Kiarostami realizó uno de sus films más radicales e inclasificables, un hermoso homenaje a Yasujiro Ozu que es, al mismo tiempo, un ejercicio de vaciado conceptual que obtiene su significado preciso de las formas y la observación a la que las sometamos en tanto que espectadores proactivos y no sujetos pasivos. La película es, en cierto modo, un cruce entre la geometría del realizador nipón y el paisajismo de James Benning, o puede que ninguno, porque Kiarostami prefiere filmar sin intervenir, casi sin planificar, y de sus imágenes hay una música del azar asombrosa, teniendo en cuenta que el azar no suele ser algo que encandile a los directores de cine. Así, FIVE DEDICATED TO OZU nos regala a nosotros, los seres de la prisa y amantes de lo efímero, 75 minutos de observación relajada del entorno, con el tiempo suficiente para que seamos nosotros quienes encontremos un significado, si es que lo hay. En los dos trozos de madera que se alejan y acercan por el oleaje, los jubilados que distribuyen su ocio en la misma contemplación de un cielo azul, los patos que parecen tener claro a dónde dirigirse, para seguidamente optar por la vía contraria, los perros que sólo pueden sucumbir a su propio instinto o la sinfonía de ruidos de la naturaleza en completa oscuridad. No es, claro, cine como ustedes y su prisa merecen, sino otra cosa que quizá ya hayan perdido para siempre...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!