domingo, 18 de junio de 2017

Rincón del freak #273: El desproposalíptico



Hoy, servicio público, del bueno, del que sus vástagos me lo agradecerán cuando crezcan protegidos, al amparo de esta guía dominical del incauto tragafilms. Y, como suele pasar, uno ve el inmediato comienzo de THE QUIET HOUR (magnífico título, por cierto) y jamás de los jamases podría atisbar la bazofia que está a punto de tragarse. Una joven entierra algo, o a alguien, mientras su propia voz en off nos pone en situación: unos extraterrestres han llegado a la Tierra y la han arrasado para poder extraer un mineral... o un gas, o no sé qué leches, que les son vitales para su supervivencia. La chica dice que apenas hay alguna hora al día en la que pueden salir al exterior, ya que el resto perecerían en el acto, así que permanece en el interior de una granja junto a su hermano ciego.
Así contada parece que la ha escrito Shyamalan, por lo menos. El problema es que toda la película, enterita, transcurre entre esas cuatro paredes, con unos diálogos zopenquísimos y dos o tres actores que parecen becarios. Ojo, no es serie B, la serie B es otra cosa, o debe serlo, porque debe ser capaz de transmitir la idea que sea sin que su economía de medios sea un lastre. Pero esto es una tomadura de pelo, poco menos que un trabajo de graduación sin un solo segundo por el que merezca la pena estar atento a la pantalla. Además ¿extraterrestres? Lo único que salen son una especie de naves ahí, a lo lejos, todas iguales, quietas, sin hacer nada...
Terrible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!