jueves, 17 de agosto de 2017

Emisión pirata



Este verano me ha sido especialmente fructífero en el terreno de las series, que tenía un tanto abandonado y que me ha servido para constatar un par de aspectos: que no todo el monte es orégano y que una joya te la puedes encontrar en el lugar menos pensado. CHANNEL ZERO, por ejemplo, es una miniserie de seis episodios autoconclusivos a la que llegué por simple curiosidad, pero que me despertaba un incomprensible recelo, sobre todo por tratarse de una producción de SyFy, una cadena distinguida por decantarse hacia la hipercutrez catódica. Pero esto es otra cosa, y estos primeros seis episodios son una buena piedra de toque para reencontrarse con cierto terror televisivo "a la vieja usanza", más cercano a la sobria tradición británica que a los habituales productos hipertrofiados que nos tienen acostumbrados. Esta primera temporada, por ejemplo, titulada "Candle Cove", nos habla de la llegada de un hombre, muchos años después, a la pequeña población en la que vivió su infancia, y en la que ocurrieron una serie de extraños acontecimientos que terminaron con la muerte de varios niños y la desaparición del hermano gemelo de este hombre, que, ante la incomprensión general, atribuye la responsabilidad de dichos hechos a un programa de televisión infantil que algunos recuerdan, pero otros creen que jamás existió. Así, la idealización de la infancia se confronta con el escepticismo adulto, pero parece que existe un secreto, largamente guardado, que amenaza con destruir todo lo que se encuentre a su paso.
Pese a un arranque algo pesado y confuso, esta primera temporada de CHANNEL ZERO es capaz de remontar y acabar con nota, ofreciendo un notable ejercicio de terror atmosférico que se apoya en un ingenioso y algo enrevesado guion, firmado por Nick Antosca. Dirige Craig William Macneill, responsable de la estimable THE BOY y al que podremos volver a ver este mismo año en la recreación de la biografía de Lizzie Borden.
Curiosa y recomendable.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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