viernes, 15 de septiembre de 2017

Gente corriente



Es difícil hablar mal de una película como HUMAN, argumentar que no te ha gustado con los mismos términos que usaríamos para otra película, otra que no intentara tan descaradamente "epatar" al espectador aludiendo directamente a su (mala) conciencia. Para entendernos, no digo que HUMAN no tenga valores cinematográficos, porque los tiene, sobre todo en su apabullante apartado técnico, pero no puedo dejar de señalar que su militancia es abiertamente buenista, y en ningún caso abandona su labor pedagógica para desarrollarse en otro plano intencional. La estructura es simple, se intercalan testimonios de personas de diferentes procedencias, lenguas y etnias con largos planos, mayoritariamente panorámicos, que, supongo, buscan ilustrar dichos testimonios, remarcarlos e incrustarlos en el subconsciente del espectador, que puede llegar a sentirse, además de abrumado, tramposamente interpelado, como uno de esos anuncios en los que un señor co brazalete inyecta algo en el brazo de un niño famélico. Esto me lleva a pensar en cierta deriva a la que tienden los documentales que contienen pocas ideas propias, más allá de su potencia visual; no sé muy bien qué es lo que cuenta el director Yann Arthus-Bertrand, y es lo que más me molesta, que no me dejen la opción de ser yo quien decida la ética de las imágenes, unas imágenes, insisto, que intenta abarcar la casi totalidad de este planeta, pero que se quedan cortas para explicar la inmensidad del ser humano.
Saludos.

2 comentarios:

David dijo...

Esta creo que la vi porque quería mi mujer. Mmm...señal de que no terminó de calarme es que apenas la recuerdo. Sí, mucho paisaje y visualmente escenas llamativas... Pero sí, coincido bastante con lo que apuntas.

dvd dijo...

Es como BARAKA, pero en malo... No sé si me explico...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!