sábado, 30 de septiembre de 2017

Nada



Filmar la nada es un reto, una ambición sin ambición. Filmar es llenar, la pantalla, los personajes, los objetos. Escribir también lo es, la lucha constante contra la nada, la página en blanco. Por ello un reto, una ambición. Porque parecería una contradicción, un acto anticreativo. Lo dijo Sartre. Y mientras tanto, Marguerite Duras quiso hablar de la nada mediante una filmación turbadoramente sencilla cuando sus elementos son separados, pero formando un todo que, sin ser cohesionado, se acerca a una composición sinfónica, o dodecafónica para ser más exactos. NATHALIE GRANGER es el nombre de una niña a la que apenas vemos más que en un par de actos cotidianos; una voz en off nos avisa de su mal comportamiento, una rebeldía que amenaza con destrozar sus muchas aptitudes académicas; entre ellas, el piano, que suena incesantemente, pero más como repetición y ensayo, y no como obra ejecutada. Mientras tanto, las noticias en la radio suponen el único contacto con la realidad exterior, aunque únicamente retransmiten noticias truculentas, sucesos como robo e ncluso asesinato; el resultado es la identificación con lo ajeno, quizá mediante una absurda solidaridad. Las dos mujeres, las dos actrices, son Lucía Bosé y Jeanne Moreau; no hacen mucho más que observar algo frente a ellas, quizá la nada. Pero un día llega un vendedor, e intenta venderles una lavadora...
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!