martes, 3 de octubre de 2017

Wajda. Brillo y dominio #5



Hace sesenta años, Andrzej Wajda filmó una de esas películas que aceptan el calificativo de "tremebundas" sin pestañear. KANAL es la crónica de un grupo de resistentes en la Polonia ocupada de finales de 1944, un heterodoxo simulacro de ejército, ni siquiera guerrilla, que huye del asedio alemán mientras busca un posible reagrupamiento con otras facciones dispersas. Wajda combina ágilmente el retrato intimista de estas personas, sus miedos, certezas y debilidades, mientras ocupan un edificio destrozado y, finalmente, se ven obligados a huir por las alcantarillas de Varsovia. La alegoría del film va siendo escalonada por su propia circunstancia: incapaces de sobrevivir en la superficie, las personas han de descender hasta un río de inmundicia, perpetuamente oscuro y sin otra opción que avanzar con la esperanza de encontrar una salida. Seres humanos reducidos a la condición de alimañas, y que apenas pueden mantener su humanidad en frases, actos que asimismo tratan de escaparse de una situación absurda y desesperada. La última parte del film, más cercana al cine de terror, es una lección de cómo construir una atmósfera opresiva e incierta. Una película que es ya un clásico imperecedero y que supuso el gran espaldarazo de Wajda a nivel mundial, y que cristalizó en el Gran Premio del Jurado que logró, ex aequo, nada menos que con Ingmar Bergman.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!