viernes, 1 de diciembre de 2017

Películas para desengancharse #49



Hace treinta años, tuvimos la oportunidad de asistir al estreno de una de las verdaderas últimas superproducciones, tal y como éstas son entendidas según el canon de producción de los grandes estudios. THE LAST EMPEROR tenía un reto casi imposible por delante y muchas papeletas para convertirse en un fiasco de los que marcan época ¿Qué factores la elevaron hasta ocupar el lugar preponderante que ostenta desde entonces? A mí me parece esencial el equilibrio entre exotismo y cotidianidad, intimismo y grandilocuencia. Equilibrio que se extiende a la perfección, casi obscena, de la fotografía del maestro Vittorio Storaro y la inolvidable partitura que imaginaron Ryuichi Sakamoto y David Byrne. Sin embargo, nada de esto podría haberse conjuntado, sin desbordarse, de no ser por la impecable dirección de Bernardo Bertolucci, entonces incomprendida con recelo, pero que se incluye entre lo más incontestable de toda su filmografía. Una historia que, de una u otra forma, necesitaba ser contada, la del último emperador de China, Pu Yi, que llegó al trono por obligación con tres años en los últimos estertores del imperio, que apenas se reducía a la ciudad-fortificación de Pekín, convertida en un anacrónico espacio fuera del tiempo, y del que el joven emperador no pudo salir hasta ser prácticamente un adulto. El film, enorme en pretensiones y extensión, tiene dos partes bien diferenciadas y cuyo difícil engarce supone el mayor escollo léxico, como si un gran vacío se abriese entre la fascinante majestuosidad del primer bloque (justo hasta el inevitable destierro) y la convencionalidad del segundo, que sin embargo contiene una superlativa interpretación de John Lone como el emperador adulto. Una película aplastante, con sus nueve oscars (de nueve), sus formas y colores, y un vestuario que es bellísimo, perfecto. Las localizaciones apabullantes,los momentos íntimos rodados con sensibilidad... ¿Por qué habría que desengancharse entonces a toda prisa?... Me pregunto de quién sería la fabulosa idea de rodarla íntegramente en inglés...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!