martes, 10 de abril de 2018

Wajda. Brillo y dominio #32



LES POSSÉDÉS adaptaba una de las más famosas novelas de Fedor Dostoievski, en la que el genial escritor ruso desmenuzaba una de las épocas más convulsas del régimen zarista, centrándose en las maquinaciones de un reducido grupúsculo anarquista, que planea una serie de atentados, aunque sin llegar a realizarlos. El texto original, al igual que el guion escrito por el habitual triunvirato Holland-Carriére-Wajda (al que se sumó Edward Zebrowski) se movía en un complejo multiplano narrativo, introduciendo la ambigua figura de Stavrogin, compendio de todos los males especulativos del régimen y parásito del mismo, que urde un maquiavélico plan para lograr el control en la sombra de la ciudad en la que se desarrollan los acontecimientos. Tras infiltrarse como falso benefactor de la causa, carga con las sospechas de ser un espía en el inocente Sjatov, lo que le dejaría a él libre de ser culpable de cualquier acto. Así, el film es un puntilloso retrato de una época incierta, aún lejos de la gran revolución, pero que era caldo de cultivo para que toda clase de gente sin escrúpulos manejase a unos idealistas siempre tan necesitados de una luz que les guíe. El montaje, la fotografía de Witold Adamek, y muy especialmente la tenebrosa partitura de Zygmunt Konieczny, trazan el desquiciado rumbo de estos "poseídos", quizá sólo un puñado de huérfanos que se dieron cuenta demasiado tarde de que la madre patria los había abandonado a su suerte. Además, contaba con un excelente reparto, con Jerzy Radziwilowicz y Lambert Wilson a la cabeza, y las breves pero intensas apariciones del gran Omar Sharif y la por entonces ya consolidada Isabelle Huppert.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!